Este modelo fracasó en la generación de empleo, admitió Adolfo Zaldívar, presidente del Partido Demócrata Cristiano (DC), el más votado en las elecciones municipales del pasado año y el principal sostén del gobierno del presidente Ricardo Lagos.
Pese a un sostenido crecimiento económico (por encima de 6,0 por ciento), gracias en gran medida a los altos precios del cobre en el mercado internacional, la tasa de desempleo en Chile continúa por sobre ocho por ciento (más de medio millón de trabajadores).
En declaraciones que reproduce en la víspera el diario La Nación, el timonel de la DC rechazó las críticas generadas en el entorno de la candidata presidencial oficialista Michelle Bachelet a una proclama emitida ayer por esa agrupación.
Zaldívar insistió que los cambios que plantea no deben sorprender a nadie si se tiene en cuenta que los cuatro candidatos presidenciales, desde los de la derecha opositora (Sebastián Piñera y Joaquín Lavín) hasta el izquierdista Tomás Hirsch, sustentan este discurso.
«¿Crees que alguien puede ganar votos hoy en Chile pidiendo que las cosas sigan tal como están y que salgamos a defender a los 25 grandes empresarios que hay en este país», enfatizó el dirigente en alusión al programa económico de corte continuista de la abanderada socialista.
Con el titulo «Una mirada al presente para pensar en el futuro», la declaración discrepa de puntos clave de la propuesta de Bachelet en el plano de la economía y utiliza un lenguaje crítico para valorar la situación que enfrenta el país.
El documento reafirma de modo categórico su emplazamiento a «corregir el modelo», plantea medidas de apoyo a las pequeñas y medianas empresas (Pymes), cambios al sistema electoral binominal y medidas para restringir la concentración económica.
«No puede ser que se continúe con esta concentración de la riqueza. Decimos que vamos a corregir el modelo ¿Por qué no? ¿Cuál es el miedo?», afirmó Zaldívar, tras recordar que uno por ciento de las empresas del país genera 80 por ciento del total de ventas.
Pero los cambios propuestos también incluyen terminar con el superávit estructural de uno por ciento, que ha sido hasta el momento la regla de oro de la política económica de la administración del presidente Ricardo Lagos y que Bachelet se comprometió a continuar.
Esa medida, que responde a las recomendaciones del denominado Consenso de Washington y sigue las reglas de los organismos financieros internacionales, restringe considerablemente el gasto público en aras de preservar la estabilidad económica.
En cuanto a las pequeñas y medianas empresas (PYMES), virtualmente abandonadas por los gobiernos de la Concertación en favor de los grandes grupos económicos, Zaldívar propuso reprogramar sus deudas por un período no menor de 10 años.
También calificó como «una brutalidad» del gobierno la entrega de subsidios a Lan Chile, propiedad del multimillonario aspirante presidencial Sebastián Piñera, por un millón de dólares, mientras que las Pymes de ven obligadas a cerrar por falta de ayuda.
Para Bachelet y su entorno, que pretenden con una línea continuista capitalizar el sostenido apoyo que ha mantenido el gobierno del presidente Lagos, las declaraciones de Zaldívar no pueden ser más desestabilizadoras e inoportunas, a dos semanas de las elecciones.
Con su discurso continuista, la abanderada oficialista -aunque mantiene aún su condición de favorita- ha ido cayendo en las últimas encuestas y el triunfo fulminante que auguraban sus partidarios en la primera vuelta electoral, ya no es tan seguro.
Santiago de Chile, 28 de noviembre 2005
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