Pertenecientes al Centro de Rehabilitación de la Universidad de Maastricht (Holanda), los autores de la investigación analizaron los efectos de esos dos tipos de ejercicios en 223 pacientes que sufrían dolor de espalda.
Fueron divididos en cuatro grupos y, durante diez semanas, uno no recibió tratamiento alguno, otro tuvo una terapia física, un tercero fue sometido a terapia mental, en tanto el cuarto dispuso de ambos tipos de tratamiento.
Desde el punto de vista físico, la terapia prescribía montar bicicleta, correr y distender los músculos y a los pacientes sometidos a ejercicios mentales se les encomendó resolver varios problemas.
Hubo tareas, como las domésticas, que los pacientes rechazaban por sentirse incapaces o poco proclives a cumplir, ya que temían agravasen su dolor de espalda.
El ejercicio físico trajo beneficios, aunque algunos de los pacientes no cumplieron las tareas después de una semana, a causa del dolor.
Los que recibieron solamente terapia mental y cognitiva se mostraron en mejor forma, incluso superior a los del grupo que combinó ejercicios físicos y mentales.
Rob Smeets, director del estudio, dijo que debido a los resultados el entrenamiento mental puede ser al menos tan eficaz como el físico o muscular para curar el dolor.
Es cierto que las tareas físicas permiten a los músculos recuperar la fuerza, pero las mentales dan a la persona la confianza indispensable para salvar barreras psicológicas que influyen en la sanación física, añadió el experto.
Londres, 23 de enero 2006
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