«El Gobierno de Chile estima oportuno reiterar que las relaciones con ese país hermano constituyen una alta prioridad de su política exterior», precisa una nota distribuida por la cancillería.
El texto destaca que «en este sentido, se inscribe la amplia agenda de temas bilaterales que hemos venido trabajando en el último tiempo, en el contexto del diálogo sin exclusiones acordado en Algarve el año 2000».
Subraya asimismo que el desarrollo de esta política se basa en el fortalecimiento de la confianza mutua, «tarea en la cual estamos dando pasos significativos».
«La construcción sólida de este clima debe sustentarse en definiciones y consensos nacionales y en el marco de los instrumentos jurídicos vigentes», insiste.
Reitera además su voluntad de restablecer relaciones diplomáticas con Bolivia sin condiciones, ni orientaciones previas, y vuelve a señalar que sólo a través de un diálogo bilateral y el acuerdo entre ambos países se podrá avanzar en una agenda de futuro.
El presidente boliviano, Evo Morales, anunció ayer una ofensiva diplomática orientada al logro de una salida al mar como solución al viejo diferendo con Chile, que arrebató al país vecino todo su litoral en el Siglo XIX, durante la denominada Guerra del Pacífico.
El mandatario boliviano invitó al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, a visitar el país, emplazó al organismo regional a reunirse para tratar el tema y apeló a la solidaridad internacional.
Subrayó que la agresividad hacia Chile y la amargura por la pérdida de las costas, han quedado desterradas del tratamiento del tema, para dar paso a la búsqueda de un diálogo positivo, para lo cual pidió al gobierno de Santiago que escuche la voz de su pueblo.
La nota de la cancillería chilena responde también a declaraciones formuladas hoy por el cónsul de Bolivia en esta capital, Roberto Finot, donde se queja de que las autoridades locales están dando prioridad a temas de interés, pero no van «al fondo del problema».
Finot dijo que ofrecimientos como la apertura unilateral del mercado chileno a productos bolivianos son pasos valorables, pero que no dan espacio a lo «imperativo» que resulta para La Paz un acceso soberano al mar.
Para su país -apuntó- el «fondo del problema» es que necesita para su desarrollo acceder a los mercados del Pacífico para la exportación del gas.
Finot recordó además que ya en 1975, cuando se produjo un proceso de negociaciones entre los entonces dictadores Hugo Banzer y Augusto Pinochet, el reestablecimiento de relaciones diplomáticas antes de abordar el tema de la demanda marítima, no dio frutos.
Santiago de Chile, 24 de marzo 2006
Crónica Digital/PL
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