A menos de 70 días de las elecciones generales de abril, la decisión de Belaúnde constituye un rudo golpe a las ya magras posibilidades del oficialismo de mantenerse en el Palacio de Gobierno y de alcanzar una representación de peso en el Parlamento.
Desde hace dos semanas el político venía condicionando su candidatura a una purga en la nómina de aspirantes al Congreso, pues en su opinión en ella figuran varios personajes con más méritos para ir a un penal que al legislativo.
La víspera, en una carta al presidente Alejandro Toledo, quien además es el jefe de PP, Belaúnde explicó las causas de su renuncia.
«Como no me compete entrometerme en los asuntos internos de Perú Posible relacionados a la conformación de las listas parlamentarias (…), he llegado a la conclusión de que lo pertinente es dar un paso al costado», alegó.
El malogrado postulante señaló en la propia misiva que también se retiraba porque «no he logrado persuadirlos (a los dirigentes de PP) de la voluntad de algunas de mis propuestas programáticas».
De acuerdo con observadores, Belaúnde también se habría retirado porque la mala fama de Perú Posible y sus pobres posibilidades presidenciales y congresales acabarían por sepultarlo políticamente en los comicios del 9 de abril.
Por otra parte, su elección como candidato de PP había originado oposiciones más o menos abiertas en las filas de ese partido porque hasta hace poco lideraba otra agrupación, el movimiento Adelante, y era un acerbo crítico del gobierno.
Rafael Belaúnde es hijo del extinto presidente Fernando Belaúnde Terry, quien gobernó el Perú entre los años 1963-1968 y 1980-1985.
Su renuncia obligará a PP a recomponer su fórmula presidencial -compuesta también por dos aspirantes a la primera y segunda vicepresidencias del país-, tal como disponen las leyes electorales peruanas.
Expertos en la materia señalan que los hechos apuntan a la posibilidad de que el oficialismo se quede sin opciones de gobernar en el próximo período, en tanto el plazo de inscripción de fórmulas presidenciales venció el 9 de enero último.
En cambio, la manzana de la discordia -la lista al Congreso- sí podría capear el temporal porque aún no ha cerrado la inscripción de candidaturas parlamentarias.
Lima, 1 de febrero 2006
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