Vergara fue asesor directo del general Alberto Bachelet, padre de la futura gobernante, quien murió en la cárcel de un infarto cardíaco el 12 de marzo de 1974 como consecuencia de las brutales torturas recibidas de sus compañeros de armas.
Ambos fueron de detenidos pocos días después del sangriento golpe militar del 11 de septiembre de 1973 y acusados de traición a la patria por haber colaborado con el gobierno de la Unidad Popular que encabezó el presidente constitucional Salvador Allende (1970-1973).
Vergara (61) compartió los casi cinco meses de reclusión del general Bachelet y fue una de la últimas personas en verlo con vida.
Su designación en la subsecretaría de Aviación es destacada en medios locales como «un gesto reivindicatorio de los oficiales de FACh que -al igual que su padre- fueron dados de baja, detenidos y torturados por miembros de esa institución castrense.
El capitán (r) -actual militante del Partido Socialista- se transformó en asesor directo del padre de la mandataria cuando éste fue designado en la Secretaría Nacional de Distribución del gobierno de la Unidad Popular, en enero de 1973.
Durante su detención, según ha relatado el propio Vergara, su relación con Jeria se fortaleció, ya que ella asumió como vocera de las familias de los oficiales presos, un rol que la madre de la mandataria electa mantuvo incluso tras la muerte de su marido.
En 1978 fue expulsado de Chile y viajó a Inglaterra. Allí siguió los estudios de Economía que había empezado siendo militar. Luego se trasladó a Nicaragua para ayudar a la formación de la Fuerza Aérea Sandinista, tras el derrocamiento de Anastasio Somoza.
Tras la partida al exilio de Vergara y de Jeria junto a su hija, la relación se interrumpió, restableciéndose cuando ambos regresaron al país.
El capitán (r) salió a luz pública recientemente para defender a la Presidenta electa y su madre, a través una carta dirigida a El Mercurio, en la que replicaba una columna de opinión del diario conservador.
Consultado la víspera sobre su nombramiento, señaló que es un gesto «simbólico y generoso de la Presidenta». Dijo que para él era un reconocimiento histórico a todos los ex FAch que fueron dados de baja tras el golpe de Estado.
Vergara señaló que Bachelet lo convocó ayer cerca del mediodía y que -de inmediato- aceptó.
Santiago de Chile, 2 de marzo 2006
Crónica Digital/PL , 0, 64, 3
