El fallo le será comunicado en las próximas horas a los generales (r) Eugenio Covarrubias, ex jefe de la Dirección de Inteligencia (DINE), Víctor Lizárraga, subdirector de esa rama castrense, y Carlos Krumn, ex jefe de la Dirección de Logística del Ejército.
También fueron encausados el coronel (r) Manuel Provis, ex jefe del Batallón de Inteligencia de la DIME, y el coronel (r) Julio Muñoz, amigo personal de la víctima, el también coronel Gerardo Huber, pieza clave en un contrabando ilegal de armas a Croacia, en 1991.
La resolución, dictada por el juez Claudio Pávez, tiene lugar 14 años después de que el coronel Huber, entonces jefe de compras en la Fábrica de Maestranza del Ejercito (FAMAE), apareciera muerto en el lecho del Río Maipo después de permanecer más de un mes desaparecido.
Según las fuentes, el juez los notificará formalmente hoy en calidad de autores del delito de asociación ilícita para ocultar el asesinato, ocurrido en enero de 1992, luego que la víctima fuera llamada a testificar por la venta ilegal de armas a rebeldes croatas.
La decisión del magistrado se basó en los antecedentes, contradicciones, y al menos 30 presunciones judiciales, que apuntan a que los altos oficiales colaboraron de diferentes maneras y en distintos momentos de 1992, para ocultar el crimen.
De acuerdo con las pesquisas, algunos de ellos encubrieron y otros desviaron la atención de los hechos, toda vez que el cuerpo del coronel no presentaba lesiones atribuibles a suicido, como afirmó entonces el alto mando del Ejército, sino que a la acción de terceros.
Las sospechas del magistrado son que el autor material del asesinato es uno de los cinco encausados o bien otra persona vinculadas a la institución castrense cuya identidad se niegan a revelar.
En diciembre de 1991, el entonces coronel Huber se vio involucrado en el tráfico ilegal de armas para rebeldes que intentaba separar a la entonces república de Croacia de la antigua Yugoslavia, en momentos que pesaba un embargo internacional de Naciones Unidas.
Los pertrechos militares -embalados como ayuda humanitaria- fueron descubiertos accidentalmente en el aeropuerto internacional de Budapest, Hungría. Su hallazgo desencadenó un escándalo y obligó a la apertura de un sumario que luego fue «tapado» por las autoridades.
Los hechos tuvieron lugar durante el mandato del presidente democristiano Patricio Aylwin, en el primer gobierno de la Concertación, y cuando el ex dictador Augusto Pinochet -quien presuntamente autorizó el embarque- ocupaba la jefatura del Ejército.
Huber había sido interrogado y posteriormente arraigado por el juez Correa de la Cerda, a cargo entonces de investigar el contrabando, antes de que realizara un viaje a Israel.
Para evitar que declarara cuando el caso estaba en su momento más álgido (enero de 1992), el coronel presentó un certificado médico por un supuesto estrés y se refugió en casa de su compadre, Elwin Tapia, en el Cajón del Maipo, a unos 40 kilómetros de Santiago.
A los pocos días desapareció y su auto fue encontrado en horas de la madrugada abandonado en un puente de Maipo. Unas tres semanas después el cadáver fue encontrado en el lecho del propio río, a varios kilómetros de distancia, y con el cráneo destrozado.
La causa estuvo caratulada durante 13 años como suicidio hasta que el ministro Claudio Pavez la cambió a homicidio calificado, pocas semanas después asumir el caso en septiembre pasado.
Santiago de Chile, 7 de marzo 2006
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