Al informar los resultados, Pedro Martínez Pírez, presidente del jurado, destacó la calidad, profundidad y objetividad del análisis de Contreras al abordar el tema del certamen: el aporte de Fidel Castro a la segunda y definitiva independencia de nuestra América.
En un acto celebrado en la víspera en la Galería Guayasamín, en el centro histórico de La Habana, Pírez -quien trabajó en la selección junto a los ecuatorianos Miguel Márquez y Leopoldo Larrea- añadió que, como estipulan las bases del concurso, se otorgaron nueve menciones.
Estas recayeron, según orden de prioridad, en Claudia Viviana Rocca (Argentina), Alejandro Zárate Bladés (Bolivia), Eva Libia Moreno Pena (Colombia), Homero Junger Mafra (Brasil), Fernando Acosta Riveros (México) y Radamés Toscano y Javier de la Torre Prado (Perú).
A ellos se sumaron la uruguaya Blanca Baraciarte y el colombiano Virgilio Augusto Contreras Salerno.
Pírez señaló que, pese a los límites geográficos precisados en la convocatoria (Del Bravo a la Patagonia), se recibieron artículos y reflexiones de países como Estados Unidos y Suiza, entre otros.
El premio único consiste en un viaje de una semana a la isla y la participación del galardonado en las actividades auspiciadas por la Fundación -coloquio, concierto y exposición- que tendrán lugar en La Habana del 10 al 13 de agosto próximo.
Las tres se inscriben en el lema La cultura universal rinde homenaje al comandante Fidel Castro.
Al conquistar el lauro un periodista chileno residente en Cuba, la Fundación decidió que viajara a Ecuador, donde podrá conocer, en toda su magnitud, la obra de uno de los pintores esenciales de la plástica iberoamericana.
Sobre todo, su monumental proyecto la Capilla del Hombre, cuya primera piedra se colocó el 4 de mayo de 1995, a las 12 en punto del día, en pleno meridiano, el momento que Quito es una ciudad sin sombras, al derramarse el sol verticalmente sobre ella.
Los merecedores de mención recibirán serigrafías de la obra de Guayasmín, quien -de estar vivo- cumpliría hoy 87 años. Su nieto Santiago evocó los vínculos de su abuelo con la isla, el único lugar -dijo- donde hubiera querido vivir, de no ser en Quito.
El Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal, rindió tributo al artista y ponderó su visión abarcadora, unitaria, su condición de pintor de la nueva realidad mestiza del continente.
A la puerta de la casa habanera, sede de la galería que hoy lleva su nombre, y que el mismo eligió para sus estancias habaneras, aparece la misma inscripción fijada en su vivienda ecuatoriana: «Dejen la luz encendida que regresaré tarde».
La Habana, 7 de julio 2006
Prensa Latina , 0, 107, 7