Concebido como una estructura basada en el libre comercio de bienes y servicios y la desgravación arancelaria progresiva, el ingreso de Caracas abre el camino a la opción de cambios, en una tendencia que apunta a la verdadera complementación de las economías.
Mas allá del intercambio sin fronteras y el fomento a la competencia, las nuevas orientaciones implican la llamada socialización del MERCOSUR, donde el componente popular adquiere especial relevancia.
Víctor Alvarez, ex ministro venezolano de Industrias Básicas y Minería, destacó que la incorporación a ese mecanismo aportó nuevos elementos para la agenda de debates, lo cual impone la necesidad de colocar en una posición prioritaria los intereses de los pueblos.
Por ello, indicó el experto, es importante un consenso que permita el desarrollo a niveles superiores, para de esa forma romper la inercia de aquellos que no terminan de ponerse en sintonía con la nueva época.
Alvarez recordó que el surgimiento del MERCOSUR ocurrió en una época de auge de las corrientes neoliberales, con una propuesta de integración que otorga la mayor atención al tema comercial.
Ese diseño, expresó, limita el margen de cada país para el desarrollo del aparato productivo, además de mantener el criterio de las asimetrías en materia de economía.
Con el ingreso de Venezuela al bloque, en el aspecto social se pretende consolidar la identidad latinoamericana y el desarrollo de un modelo productivo basado en la integración y la participación de los trabajadores.
Mientras, en el plano económico el país aspira a transitar de una economía importadora hacia un esquema productivo y exportador.
En el caso del ámbito de la política, el reto esta en profundizar la integración sudamericana con base en los principios de cooperación, solidaridad, complementación y respeto a la autodeterminación de los pueblos, señaló.
Por ello, dijo Alvarez, Venezuela considera que los pactos vinculados al libre comercio deben ceder el paso a un proceso de integración «fundamentado en el comercio justo y que el énfasis esté en la integración de los pueblos».
Precisamente, indicó, acciones de ese tipo son las que «darán esperanza de vida a estos procesos de cambio profundo que se ven en estos momentos a lo largo y ancho de América Latina».
Al respecto, el investigador argentino Julio Gambina señaló que el MERCOSUR se enfrenta al desafío de incorporar mecanismos de participación popular directa o indirecta para que los ciudadanos incidan en los destinos del bloque.
En ese esquema, añadió, aquellos que discuten son los gobiernos, mientras que una tendencia favorable seria el llegar a una institucionalización capaz de permitir «que los pueblos intervengan en las decisiones».
Caracas, 24 de diciembre 2006
Prensa Latina , 0, 70, 4