‘Cuenta una leyenda que donde vive Serafín, hace muchos años, existían unos tiburones piratas robando tesoros para esconderlos en cuevas custodiadas por morenas grandes y fieras.
Nuestro amigo soñaba descubrir uno de estos tesoros, por eso, en sus tiempos libres exploraba con la esperanza de hallar un cofre lleno de perlas y piedras preciosas.
Uno de esos días estaba cansado y decidió sentarse a merendar; su madre siempre le preparaba jugo de algas por ser muy nutritivo. Después de saborearlo pensó dormir un rato, pero detrás de unas enormes piedras le pareció ver una roca mas oscura que las demás, se acercó lentamente y ante sus ojos había un cofre viejo y oxidado como los tesoros de verdad. Saltó de alegría, al fin su sueño se hacía realidad.
Fue nadando apresurado a buscar a su amiga para juntos decidir lo que harían.
-,Lulú dijo casi sin aliento cuando la encontró jugando entre los corales quiero mostrarte algo, ven.
La colirrubia nadó detrás del pececito y al ver el enorme cofre quedó muy impresionada:
-,Serafín, has descubierto un tesoro de los tiburones piratas.
-,¡Somos ricos Lulú!
-,¿Ricos? quedó pensativa este tesoro no nos pertenece, debemos entregarlo al Museo Mar porque es parte de nuestra historia.
-,Es cierto Lulú respondió Serafín con un suspiro creo que la belleza del fondo marino es nuestro mayor tesoro, además me sentiré orgulloso de mi contribución.
-,No hay nada mas que hablar, iré al Museo Mar y buscaré a un especialista, tu cuidarás el cofre, pero no lo menciones a nadie.
Sentado en una piedra de la cueva esperó a su amiga, al poco rato aparece un pez flaco y con nariz puntiaguda.
-, ¡Hola! saludó y dejo ver unos dientes grandes y afilados.
-,¿Qué quieres Agujón?
-,Veo que estás lejos de tu casa, los peces pequeños como tu siempre necesitan la ayuda de los grandes y fuertes como yo.
Serafín se sintió humillado y quiso demostrar que el también podía ser importante:
-, Estoy cumpliendo una misión, espero a Lulú que ya fue a buscar ayuda.
Los ojos saltones de Agujón brillaron de curiosidad porque el conocía de las exploraciones de Serafín en busca de tesoros perdidos.
-,Yo dudo mucho que a un pececito insignificante como tu le den una misión que valga algo rió en tono burlón para provocar a nuestro amigo.
-,Fíjate si es importante que tal vez evitemos la destrucción de los corales contestó rebosante de orgullo.
Ahora si estaba seguro de que algo de mucho valor escondía Serafín y habló en un tono amistoso:
-,Parece que tienes razón amiguito, me doy cuenta de que has crecido, eres valiente, pero aún así creo que necesitas quien te ayude en esta misión, pero si es tan secreta aunque te recomiendo cuidarte, hay tiburones cerca.
-,Bueno – dijo indeciso sintiendo un ligero temblor tal vez tengas razón, entre todos debemos proteger el tesoro para bien de los corales.
-,¡Un tesoro! gritó Agujón y casi revienta por la codicia entonces somos ricos.
-,Nada de eso, lo llevaremos al Museo Mar.
-,¿Te has vuelto loco? y preparó rápidamente otra de sus mentiras Ese lugar lo dirigen tiburones y no conozco a ninguno bueno.
-,Entonces mi amiga está en peligro.
-,¡Claro que si! y cuando sepan que tu tienes el tesoro de sus tatarabuelos te comerán también.
El pobre Serafín casi llora al pensar en Lulú, y todo por su afán de encontrar tesoros. Agujón se dio cuenta de la tristeza del pececito y asestó un golpe final.
-,No te preocupes amigo, llevaré el cofre a un lugar seguro y rescataremos a tu amiga.
Ya se disponía a entregar el cofre al malévolo Agujón, cuando entró Lulú a la cueva acompañada por un viejo tiburón de gruesos espejuelos que llevaba una carpeta llena de papeles y una gran espina con tinta de calamar.
-,¿ A donde vas Serafín? se asombró – ¿Y que hace Agujón contigo?
El pececito no sabía que contestar, no podía pronunciar palabras. Se dio cuenta que había sido una trampa de Agujón aprovechando su ingenuidad.
-,Perdóname, temí por tu seguridad, Agujón me dijo que
-,No debes escuchar a ese pez tan mentiroso.
Agujón quiso aprovechar la confusión para escapar, pero los caballitos de mar que venían a recoger el cofre, lo sorprendieron:
-, ¡Ahora no escaparás!
-,Hace tiempo que queríamos apresarte habló el viejo tiburón pero siempre logras huir y dirigiéndose a Serafín le dijo: – ¿Ves esas cicatrices en sus aletas?
Son mordidas de nuestros guardianes tratando de atraparlo en sus intentos de robo al Museo Mar.
-,Pero el dijo que ustedes eran malos y se lo querían comer.
-,Ay, Serafín ¿Cuándo aprenderás a conocer a los peces como Agujón? lo regañó Lulú.
Los caballitos de mar se llevaron preso al pez de la nariz puntiaguda.
-,Vamos a abrirlo de una vez ordenó el tiburón profesor del Museo Mar acércate Serafín, tu tendrás ese honor por haberlo encontrado.
El pececito lo abrió emocionado y quedaron sorprendidos al hallar sólo una botella. Lulú la entregó al profesor.
-,Mire, aquí hay un papel dijo el viejo tiburón parece un mensaje.
Destapó la botella y sacó una hoja amarilla por el tiempo y en voz alta leyó:
Estamos en el año 1700, las profundidades marinas son ahora un paraíso, pero cuando encuentren esta botella pueden estar en peligro, no permitan que peces malvados las destruyan.
Coralino El Sabio.
Serafín estaba decepcionado, pero al verlo el profesor le dijo:
-,Has encontrado un tesoro de nuestra historia, este mensaje tiene miles de años y pertenece al pez mas sabio que ha habitado en los fondos marinos. Además, todos disfrutarán cuando en la próxima exposición del Museo Mar tu presentes el hallazgo.
Entonces Serafín sonrió complacido.
Por Liana González López. La autora es una niña cubana. Cursa el 8vo grado y tiene 13 años. pertenece al Taller Literario Estrellita, de la Casa de Cultura Habarimao. Cumanayagua . Cienfuegos / Premio Encuentro Provincial de Niños Escritores 2005 / Premio V Encuentro Nacional de niños escritores.
Santiago de Chile, 7 de marzo 2007
Crónica Digital , 0, 24, 9’