Ejemplos para evitar la piratería (o para reducirla) existen muchos. Por ejemplo, las ganancias del Estado por concepto de IVA al Libro son de cerca de 20 millones de dólares; en relación al Producto Interno Bruto, estamos hablando de apenas el 0.00013%; sólo un 7% de los fondos inyectados para mejorar el Transantiago. Eliminando el IVA, un libro cuyo valor actual es de $10.000 costaría sólo $8.400, casi un 20% menos.
Actualmente se venden cerca de 105 millones de dólares en libros en Chile; si consideramos la venta de libros exenta de IVA y el mismo gasto actual en libros, se venderían cerca de un 19% más de libros por el mismo valor. Esto, además, aumentaría la demanda de libros por personas que carecen actualmente de capacidad adquisitiva.
En otros países, esta medida se ha aplicado con excelentes resultados; en Estados Unidos el IVA al libro es de sólo un 7%; en España, del 4%; en Gran Bretaña, Argentina, México y Brasil la venta de libros está exenta del impuesto regresivo. Si seguimos el ejemplo, podemos combatir la piratería y, además, podemos fomentar la cultura.
Otra forma de evitar la piratería es aprovechándonos de ella; por ejemplo, muchos de los libros, discos, y ropas piratas son adquiridos por personas que no pueden costear los altos valores de estos productos.
La destrucción de productos piratas tiene como finalidad la prevención de la posible pérdida de ganancias por derechos de propiedad intelectual; sin embargo, si en vez de destruir estos productos, se regalasen a escuelas rurales, a bibliotecas públicas de comunas pobres, o a familias de limitados recursos económicos, se podría combatir la piratería sin afectar los derechos de propiedad intelectual, por la sencilla razón de qué estas entidades y personas no tienen la capacidad financiera para costear los productos reales y sus derechos relacionados.
Dicho de modo simple, si se compran productos piratas o si no se compran, no hay ninguna diferencia para los propietarios de los derechos. En última instancia, el Estado podría financiar los derechos de propiedad intelectual o el costo de oportunidad de ventas de las editoriales; el pago que el Estado realizaría por libros y otros productos sería mucho menor en relación al valor que actualmente paga por los originales, y con esto, incluso, compensaríamos el menor ingreso por la exención del IVA al Libro.
Estas son sólo dos medidas de muchas que existen. Como consejo a las autoridades de nuestro país, basta con sentarse y pensar un poco.
Por Danny Perich Lara. Presidente Comunal Juventud Radical de Punta Arenas
Fono: 09-84310035
Santiago de Chile, 5 de noviembre 2007
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