Reiterando su preocupación por lo que denominó una reprimenda del ministro Solís al Defensor Nacional Eduardo Sepúlveda el senador Alejandro Navarro insistió en que es inútil tratar de amordazar al Defensor Nacional, porque además de que no ayuda en nada a resolver la actual crisis carcelaria, se trata de un hecho cierto y no de una mera opinión. El hacinamiento no se acaba por decreto o tratando de ocultarlo, sino que atendiendo las causas de fondo, que no sólo tienen que ver con infraestructura, sino también con la carencia de una política de rehabilitación real.
El legislador indicó que tenemos la convicción de que las palabras de preocupación del Defensor Nacional no tuvieron ninguna mala intención, ni pretendieron ser alarmistas, sólo anticiparon los alcances de una crisis carcelaria evidente, seguramente con el fin de evitar que el hacinamiento termine convirtiéndose en un problema de seguridad pública inmanejable, y porque parte de su trabajo, también, es preocuparse que los reclusos cumplan sus penas respetando su condición de personas.
Navarro manifestó su convencimiento de que la autoridad debe adoptar las medidas que sean necesarias para atender esta situación que afecta a los reclusos, sus familias y a los propios gendarmes que viven en tensión por estos hechos. En esta línea, el nombramiento de un ministro especial por parte del Gobierno, con dedicación exclusiva a este tema, con un plazo definido para que haga propuestas concretas de solución, podría ayudar a tener mayor claridad sobre la situación real actual y sus proyecciones para los próximos años, especialmente con el endurecimiento de las leyes antidelincuencia.
El parlamentario del PS dijo que este tipo de situaciones nos ponen en la disyuntiva respecto de cuál es la mejor forma de enfrentar conflictos que se nos vienen encima, como es el de la crisis carcelaria producto del hacinamiento. Algunos sugerirán que es mejor hacer como que no pasa nada, como se hizo al inicio de la movilización estudiantil, pero yo sigo creyendo que la mejor alternativa es analizar el problema, ver sus causas y barajar las mejores opciones de solución en el corto y largo plazo. Creo que la peor alternativa es tratar de tapar el sol con un dedo:
Lo que hoy tenemos -prosiguió- es que el tema carcelario sólo se está viendo desde una óptica: la de ver cómo construimos la mayor cantidad de cárceles que reciban a los miles de detenidos más que habrá con la agenda corta, y que vendrán a engrosar la estadística de reclusión y hacinamiento carcelario, agudizando un conflicto que no es nuevo, y que contrariamente a lo que se ha dicho, no está reducido a la Penitenciaria.
Sólo por poner un ejemplo -añadió- ya hoy la cárcel El Manzano de Concepción, la que visito constantemente, está colapsada por los graves grados de hacinamiento existentes. Y con el anuncio de que la nueva cárcel no estará terminada en este gobierno, no quiero ni imaginar los problemas sanitarios, de violencia y de estrés para los funcionarios de Gendarmería que se producirán hasta que estén construidas las nuevas dependencias. Mientras tanto, sólo hay iniciativa para encarcelar, pero existe consenso sobre ello, no hay política ni recursos suficientes para abordar el tema de la rehabilitación de primerizos y autores de delitos menores.
Navarro dijo finalmente que uno de los pocos momentos en que ha existido una muestra de preocupación por este tema fue a raíz de la propuesta conocida como del Jubileo 2000, donde se propusieron una serie de iniciativas para sacar de las cárceles a personas desahuciadas o postradas por enfermedad, a las personas de mucha edad y se les entregaron beneficios a muchos detenidos por hechos que no fueran delitos de sangre y eso permitió, en ese momento, un leve respiro para algunas cárceles, sin que por eso se haya afectado al seguridad pública.
Concepción, 18 de agosto 2006
Crónica Digital
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