El valor de las exportaciones de América Latina bajó este año 14 por ciento frente a 2014, debido al descenso en los precios el petróleo y otras materias primas, reportó hoy el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Según la fuente, las ventas externas de la región llegaron a 915 mil millones de dólares, ello representa uno de los declives más importantes de los últimos años.
Para 2016 tampoco se vislumbran mejorías en las cotizaciones de los productos básicos, estimó el ente financiero, que ubicó entre los factores adversos el modesto crecimiento económico de Estados Unidos y la Unión Europea unido a la desaceleración de China.
De acuerdo con el informe, los países sudamericanos fueron los más perjudicados por el comportamiento negativo de los precios, fundamentalmente de los hidrocarburos y los metales, y a causa del menor ritmo en el crecimiento en la demanda asiática.
En 2015 las exportaciones de América del Sur registraron una contracción del 21 por ciento frente al año precedente, indicó el BID, que ubicó entre las naciones más afectadas a Venezuela, Colombia, Bolivia, Argentina, Brasil,Chile, Perú y Uruguay.
A escala de Latinoamérica, situó a Honduras y México entre los países con las menores caídas en las ventas externas y notificó crecimientos para El Salvador y Guatemala.
Washington, 15 diciembre 2015
Crónica Digital / PL
Mar Dic 15 , 2015
Este año sucedió lo espectacular, lo tantas veces deseado, que Chile fuera el campeón. Así fue, como en un sueño, en la Copa América. Pero, los escándalos de corrupción y el vandalismo descontrolado se ocupan de hacer olvidar lo bueno, aquel momento irrepetible y quede sólo lo malo, lo que da vergüenza y estupor. Lo que pasa es que los futbolistas y la hinchada han sido reemplazados como figuras centrales, ahora los actores principales son los que van a forrarse de dinero rápido y fácil de un lado y los grupos que provocan el vandalismo, por el otro. A veces se unen, otras se repelen, en ocasiones se rechazan, en otras son aliados. La historia viene de antes que se crearan legalmente las “sociedades anónimas deportivas”, los antiguos clubes dirigían lo que era ya un hecho, el fútbol profesional se había convertido en una actividad rentada, es decir, un producto con el fin de obtener utilidades, pero reproducía, a su modo, un acervo cultural que entregaba a esos clubes un patrimonio y una razón de ser. Llegó “el cambio”. El propósito de ganar dinero y maximizar utilidades pasó a ser primordial, e incluso excluyente en la legislación que creó las nuevas entidades; los clubes tradicionales fueron desplazados por poderosos controladores financieros, que tomaron su popularidad para capturar las elevadas utilidades del negocio. Por ello, se vio como los más ansiosos en alcanzar ganancias, mudaron velozmente de camiseta, trocando sus amores de niños por el rendimiento de sus inversiones. Al comienzo, para ganar popularidad, estos inversores transformados en inusuales y a veces patéticos fanáticos, se congraciaron con las “barras bravas”; con tal propósito el dinero bajo cuerda cooptaba sus líderes, para pagar desplazamientos u otros “gastos ad-hoc”, como hacer propaganda electoral a un candidato que fuera dirigente o hacer de matones contra los que se opusieron a tales reprobables acciones. La “buena onda” no podía alargarse en el tiempo y esta alianza inicial se trocó en dura confrontación, asuntos de platas más, platas menos, el hecho es que los exaltados que componen tales grupos de choque se convirtieron, aparentemente, en incontrolables. Hoy, son los actores de la violencia en el fútbol, los “delincuentes” de los que reniegan, al parecer, sus protectores de ayer. Ahora, los financistas que les dieron vida están escandalizados, piden mano dura y la acción enérgica del Estado. Pero, quieren mantener el negocio al tope, sin molestos controles, sin repartir la torta, muy crecedora por lo demás, de varios centenares de millones de dólares. En efecto, así como hubo quienes cambiaron el “club de sus amores” por pura avaricia, también existen los que usan doble vestimenta, son ávidos camaleones que cambian de color para atrapar dinero, por un lado usan la camiseta de la ANFP, es decir, la entidad que dirige esta actividad y, por otro, la del canal del fútbol, cuya adjudicación es decidida y entregada por la primera. Son juez y parte de un negocio abundante, altamente concentrado, que se debe repartir. Al producirse los graves incidentes, del domingo pasado, […]