Los chilenos volverán hoy a venerar al Premio Nobel de Literatura Pablo Neruda, en una ceremonia en el Salón de Honor del ex Congreso Nacional, ante dudas sobre la causa de su muerte.
En diálogo con Prensa Latina, su sobrino directo Rodolfo Reyes Muñoz, abogado de profesión, recalcó que no existe ninguna duda de que Neruda fue asesinado si bien no hay todavía pruebas concluyentes.
Procedentes del Servicio Médico Legal, los restos mortales del autor de Canto General llegaron la víspera a la antigua casa del parlamento chileno, que funciona en la actualidad como sede alternativa del Congreso Nacional.
Los vestigios del exsenador, excandidato presidencial, miembro del Partido Comunista y exdiplomático serán velados en presencia de la familia y personalidades políticas como el presidente del Senado, Ricardo Lagos Weber.
Reyes Muñoz declaró a Prensa Latina que se trata de un nuevo tributo a uno de los escritores hispanoamericanos más destacados del siglo XX, «y seguramente no será el último, porque Neruda merece todo el reconocimiento».
Cerca del mediodía comenzará la ceremonia en esta capital durante toda la jornada, para dar paso el martes al traslado del féretro con la bandera nacional con la cual originalmente fue enterrado y que permanece en poder de su sobrino.
El 26 de abril proseguirá el homenaje con un recorrido que pasará por San Antonio hasta Isla Negra, región de Valparaíso, donde en ambos casos admiradores y población en general manifestarán su respeto por el vate.
Fallecido el 23 de septiembre de 1973 en oscuras circunstancias, persiste una investigación y una querella que adelantan el Partido Comunista, sus familiares más cercanos y el Gobierno deChile.
Las pesquisas apuntan a que Neruda fue ultimado por agentes de la dictadura de Augusto Pinochet, tras encontrarse en sus vestigios estafilococo dorado, una bacteria inducida.
Un cinturón negro encontrado en el féretro de Pablo Neruda aparece hoy como prueba para reforzar la hipótesis de que murió con ayuda de terceros.
El abogado Reyes Muñoz recordó a Prensa Latina que cuando se hizo la ceremonia para el traslado de los restos mortales del Cementerio General, en noviembre de 1992, apareció en el ataúd un cinturón.
«Comprobamos que el ancho del cinto tenía 119 centímetros y esa medida corresponde a un hombre grande, grueso. Mi tío no estaba caquéxico canceroso ni mucho menos delgado, como se afirmó en su certificado de defunción», subrayó.
Paneles de expertos de Dinamarca, Canadá, España y Estados Unidos analizan de manera independiente parte de los restos de Neruda para determinar, como todo indica, si murió con ayuda de terceros, a todas luces la dictadura de Augusto Pinochet.
Por Fausto Triana
Santiago de Chile, 25 de abril 2016
Crónica Digital / PL