Un nuevo revés judicial sufrió el Banco Scotiabank, luego de que el Tribunal Constitucional ordenará la suspensión del juicio civil que la entidad emprendió en contra de un grupo de dirigentes sindicales, con ocasión del juicio laboral que enfrenta a la entidad con sus trabajadores desde el año 2008, por el no pago de la “Asignación de Estímulo”.
Se trata de una demanda de responsabilidad extracontractual del año 2020, en la que el banco canadiense acusaba al sindicato y a sus dirigentes sindicales de “abuso del derecho”, a propósito de la demanda del pago de una deuda histórica que el banco mantiene con sus trabajadores y sobre la cual la Corte Suprema se pronunció en 2011 a favor de los trabajadores.
Este litigio judicial que se extiende por más de 14 años, corresponde a una deuda que el banco mantiene en la actualidad con 650 de sus empleados y cuyo monto -estiman- alcanza los $24 mil millones.
Gloria Soto, presidenta del Sindicato de Trabajadores de Scotiabank y la mujer detrás de este nuevo triunfo sindical, manifestó que “el Tribunal Constitucional nos ha dado la razón y ha detenido esta persecución que hemos sufrido los dirigentes sindicales por parte del Banco Scotiabank. Valoramos que la justicia esté dándonos la razón después de 14 años en los que hemos defendido nuestros derechos, mientras el banco sigue buscando artilugios para no pagar”.
Soto agregó que “hemos visto cómo el banco ha utilizado los recursos más insólitos con tal de no cumplir con la deuda histórica que mantiene con sus trabajadores, poniendo incluso barreras al receptor judicial para que éste no realizara el embargo a las acciones que el banco posee las oficinas de Transbank. Afortunadamente, el TC en este caso nos dio la razón y pudimos detener un juicio civil en el que el banco nos pedía a los trabajadores pagar una compensación millonaria al banco, la que claramente era inconstitucional y así fue reconocido”.
Santiago de Chile, 13 de febrero 2023
Crónica Digital
Mar Feb 14 , 2023
Por Danay Galletti Hernandez El escritor Hernán Rivera Letelier, Premio Nacional de Literatura de Chile en 2022, encuentra hoy en La Habana el refugio idóneo para la difusión de su prosa testimonial, durante la Feria Internacional del Libro en Cuba. En declaraciones a Prensa Latina, el autor, considerado como uno de los más significativos en la región de Hispanoamérica, expresó que esta es su décima visita a la isla, cinco de ellas coincidieron con el desarrollo de la fiesta literaria. «Me encanta venir, pues hasta el aire me inspira. Aquí huele a música y la paso muy bien. En Cuba existen tres de mis libros publicados y tengo preparado otro volumen para su posterior difusión», aseguró el creador de títulos como Himno del ángel parado en una pata y La contadora de películas. Respecto a su distinción con ese máximo lauro otorgado por la nación suramericana, Rivera Letelier consideró que es un galardón «no tanto al talento, pero sí a la perseverancia, llevo 45 años como escritor, 15 de los cuales sin que nadie me conociera». Nombrado como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras por el Ministerio de Cultura de Francia en 2001, «el contador de historias», como se define, era, hace décadas, un minero de la pampa chilena y luego un obrero de la oficina salitrera Pedro de Valdivia. Inspirado en ese escenario y en los protagonistas de aquellas regiones, el también poeta cuenta las tradiciones de «la gente que conquistó y humanizó el desierto, el más cabrón del mundo; hombres capaces de todos los actos heroicos y mujeres capaces de todos los sacrificios». Rivera Letelier empezó a escribir poemas a los 18 años, sin ninguna noción sobre la poesía, y, de manera paulatina, la cotidianidad transmutó en metáforas y materializó sus vivencias e imaginación en cuentos cortos y largos y novelas. La reina Isabel cantaba rancheras fue el texto que le cambió la vida; «mi realidad dio un giro de 180 grados, no trabajé para nadie más y me puse a escribir; desde 1995 soy el hombre más feliz porque hago lo que quiero y quiero lo que hago». Su obra es netamente Chile, pues desde siempre reflejó las penurias de los trabajadores de los salitres, la resistencia de esos sectores, las injusticias morales y laborales en su contra, las masacres y el nacimiento del movimiento obrero. «Muchas personas me dijeron, después de la divulgación de Santa María de las flores negras, que ellos solo tenían un número de fallecidos tras la matanza de la Escuela Santa María de Iquique, ocurrida en 1907. Yo le di cuerpo y rostro a los muertos», explicó. La dificultad técnica de esta novela, reveló, es que todo el mundo conocía su final, pues la misma recoge las protestas de miles de obreros del salitre, llegados desde el Desierto de Atacama, con el propósito de mejorar sus precarias condiciones, y el triste desenlace. «¿Cómo hacerla para que el lector no se saltase las páginas? Ideé personajes de ficción, los introduje en […]