Adriana Polloni se manifestó confiada en que se conozca la verdad sobre el crimen de su marido tras el procesamiento y detención de cinco ex altos oficiales -incluyendo la plana mayor de la inteligencia militar- involucrados en el crimen ocurrido en enero de 1992.
«Yo tengo la confianza, la fe y la esperanza en que (la investigación) llegue a buen término y conocer definitivamente la verdad y yo creo que parte de eso es que las personas que están involucradas en esto terminen diciendo la verdad», afirmó.
Polloni insistió en sus críticas al Ejército al señalar que se ha sentido abandonada por la institución durante los últimos 14 años en mantuvo el caso virtualmente cerrado, luego que impuso la versión de que se había tratado de un suicidio.
«Para nosotros ha sido una desilusión tras otra. Todo lo que tuvo que luchar mi padre para conseguir, incluso, el montepío que era lo que a mí me correspondía fue vejatorio porque fue tramitado por más de un año», sostuvo la viuda del coronel.
En este mismo sentido, dijo esperar que el Ejército haga alguna vez un reconocimiento a su marido. «Ya que fue un hombre tremendamente profesional y muy buen militar», resaltó.
Por otra parte, destacó el dolor que sintió al enterarse que el coronel (r) Julio Muñoz, uno de los arrestados ayer junto a tres generales y un capitán en retiro, está entre los procesados por el juez Claudio Pavez y sería uno de los involucrados en el crimen.
Muñoz era amigo de Huber, pasaban las vacaciones juntos e incluso es padrino de uno de sus hijos. «El siguió insistiendo en el suicidio y eso nos terminó de alejar», recordó Polloni.
En diciembre de 1991, Huber se vio involucrado en el tráfico ilegal de armas para rebeldes que intentaban separar a la entonces República de Croacia de la antigua Yugoslavia, en momentos que pesaba un embargo internacional de Naciones Unidas.
Los pertrechos militares -embalados como ayuda humanitaria- fueron descubiertos accidentalmente en el aeropuerto internacional de Budapest, Hungría. Su hallazgo desencadenó un escándalo y obligó a la apertura de un sumario que luego fue «tapado» por las autoridades.
Los hechos tuvieron lugar durante el mandato del presidente democristiano Patricio Aylwin, en el primer gobierno de la Concertación, y cuando el ex dictador Augusto Pinochet -quien presuntamente autorizó el embarque- ocupaba la jefatura del Ejército.
De acuerdo con las pesquisas, Huber fue asesinado para impedir que revelara las operaciones de contrabando de armas y la participación en ellas del alto mando castrense.
Santiago de Chile, 8 de marzo 2006
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