Una semana después de asumir los destinos del Palacio de La Moneda, Michelle Bachelet pudiera acomodarse en el sillón presidencial de Chile en virtud de su alta cota de popularidad.
Empero, nada más lejos de la verdad. Sabe que en su segundo mandato (antes, de 2006 a 2010) el electorado será bastante exigente, no obstante ofrecerle un contundente apoyo de más del 60 por ciento de aprobación.
De tal forma, la nueva jefa de Gobierno tomó el control con un espíritu de trabajo intensivo y dos grandes proyecciones: devolver a Chile el protagonismo latinoamericano e internacional, y terminar con las desigualdades sociales.
Su meta inicial es lograr el impulso de 50 medidas revolucionarias en sus primeros 100 días de Gobierno. Sin embargo, están las cuitas con la oposición, empeñada en mostrar un legado impecable del presidente saliente, Sebastián Piñera.
Bachelet ingresó ahora a La Moneda por la puerta ancha en todos los sentidos. En Valparaíso, en un acto lleno de simbolismo, recibió la banda presidencial de manos de la titular del Senado, Isabel Allende, la hija de Salvador Allende.
Fue en verdad una foto para la historia. Dos mujeres que perdieron a sus padres (el general Alberto Bachelet y Allende) por causa de la asonada golpista de Augusto Pinochet en 1973, en los cargos más relevantes de Chile.
Médico cirujana especialista en pediatría, con 62 años de edad y una sonrisa bondadosa, se enfrenta al reto de hacer valer sus promesas electorales que le dieron una cómoda victoria.
«Nuestro país va a recuperar su rol como promotor de la integración latinoamericana bajo mi Gobierno», recalcó para luego subrayar que Chileen los últimos años ha perdido presencia regional privilegiando una visión economicista.
En política exterior, la jefa de Estado chilena adelantó que enfocará su trabajo con la Alianza Pacífico en el tema comercial con Asia, con la voluntad al mismo tiempo de consolidar lazos con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Igualmente pondera la relevancia de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y del Mercado Común del Sur (Mercosur).
De acuerdo con su canciller Heraldo Muñoz, la estadista tiene el deseo de recomponer los lazos con América Latina y el Caribe, en particular con su vecino Brasil, y lograr vínculos normales con Venezuela.
PANORAMA INTERNO
En lo interno, aspira a diseñar una nueva Carta Magna, a través de un plebiscito o una Asamblea Constituyente, como dijo la joven diputada Camila Vallejo; reformar la educación y elevar los impuestos.
La alianza Nueva Mayoría que la llevó al poder cuenta con 67 diputados, de un total de 120, y 21 senadores de 38, mientras la derecha obtuvo 49 y 15 escaños, respectivamente. El resto son independientes.
No podemos aspirar a ser un país desarrollado con lagunas en la preservación del medio ambiente, el respeto efectivo a los trabajadores, la protección a los niños, mejor salud y un desarrollo económico inclusivo, reflexionó Bachelet.
Precisamente un rostro que le dio la vuelta al mundo en 2011, la ex líder estudiantil Camila Vallejo, calificó de «visión ideológica y basada en la irracionalidad», la defensa que la Unión Demócrata Independiente (UDI) hizo del lucro en la educación.
La derechista UDI señaló que «no existe evidencia de que la eliminación del lucro contribuya a mejorar la calidad de la educación (…)».
Frente a lo cual, la ahora parlamentaria Vallejo, del Partido Comunista, recalcó que «se ha demostrado que el sistema educativo chileno es municipalizado, tiene una intervención casi hegemónica del mercado y es intencionadamente segregado».
El punto de vista de Vallejo, quien pertenece a la coalición Nueva Mayoría que llevó a Bachelet a la primera magistratura de la nación, es relevante en tanto conserva su liderazgo entre la nueva pléyade política del país sudamericano.
La mandataria, de filiación socialista y al frente de un Gobierno de coalición, argumentó que su programa «recoge un Chile que cambió y que demanda mayor calidad de vida y la urgencia de enfrentar la desigualdad».
Su experiencia en los últimos años al frente de ONU Mujeres y la realidad de un Chile que restaña sus heridas con el pasado y pretende avanzar hacia el desarrollo inclusivo, serán a priori sus cartas de triunfo.
Por Fausto Triana.*Corresponsal de Prensa Latina en Chile.
Santiago de Chile, 18 de marzo 2014
Crónica Digital