Jorge Aravena Llanca nació en Recoleta, el 11 de mayo de 1936 es un fotógrafo, escritor, investigador, cantante y compositor chileno. Reside en Berlín, Alemania, desde el año 1982, donde fue profesor de la Universidad Libre de Berlín.
Como fotógrafo, retrató a Pablo Neruda, Jorge Teillier, Nicanor Parra, entre otros, su trabajo ha sido exhibido en locaciones como la Biblioteca Nacional de Chile. Este chileno viajero, tuvo una conversación muy agradable con el Equipo de Crónica Digital, de dicho diálogo rescatamos un extracto.
C.D. Usted es Chileno pero formado en Argentina…
Mi formación en realidad es porteña bonaerense, la educación que había en Argentina en mi época era de un cosmopolitismo impresionante, se tenía conciencia de que uno de los mejores ciclos secundarios del mundo, se daba en Argentina, si algún mérito tengo se lo debo a esa formación y no a la universitaria. En ningún caso la Universidad que es un descalabro.
En los años cincuenta…
En los cincuenta en adelante, teníamos profesores casi todos extranjeros, europeos por toda la problemática que existió en esos años (la segunda guerra y las consecuencias) se tenía un gran aporte europeo en nuestra educación.
C.D. Llega a Chile a mediados de mil novecientos sesenta.
En 1964, conocí a este personaje que era Jorge Teillier, al verme con la máquina fotográfica me indujo a que fotografiara a los poetas y naturalmente nos hicimos muy amigos, terminó siendo mi padrino de boda, siendo padrino de mi hija mayor, tuve la suerte de que él, me permitiera siempre fotografiarlo, hice un compendio de fotografías suyas y gracias a esa intuición de él; logré que se hiciera la primera exposición fotográfica en Chile, la hicieron sobre mi trabajo sugerido por Teillier. Donde me dio el título incluso “rostro poético de Chile” expusimos en la Biblioteca Nacional 300 fotografías de poetas y escritores chilenos, trabajo que realicé hasta 1970.
C.D. Y con el gobierno de Salvador Allende qué pasó
En 1971, el presidente Salvador Allende comisionó a Manuel Rojas y a mí, para realizar una gira de la literatura chilena en palabras y en imágenes, luego fuimos a Uruguay, en tanto yo había ganado un concurso como profesor en la Universidad de Chillán, luego partí hacia allá y visité todas las universidades del sur, con la exposición, luego del golpe militar, ese trabajo anduvo dando vueltas por diversos lugares y se destruyó, se perdió en una inundación.
Afortunadamente mi hija salvó los negativos y me fui a Alemania, en Alemania hice esa exposición en el Iberoamericano Institute que es sólo prusiano -y esas fotografías las he traído ahora a Chile, con gente que ha comprendido el valor y las ha adquirido, en este caso la Universidad de La Frontera. Ellos adquirieron mil fotografías de literatura chilena: Gonzalo Rojas, Pablo Neruda y Teillier los poetas del sur ese es el motivo por el que estoy aquí.
Aquí me encuentro con la sorpresa que la DIBAM publicó este libro mío, se trata de fotografías de Jorge Teillier, tomadas desde la época en que llegué a Chile, hasta prácticamente su muerte, deben ser las únicas fotos que existen donde Jorge y Neruda comparten, aquí hay fotos que son íconos porque han sido muy utilizadas.
C.D. ¿Cómo era ese ambiente?
Para mí fue un nacer de nuevo, conocer ese espíritu chileno, con la inteligencia que había en Chile que era realmente sorprendente. La inteligencia de los argentinos, la porteña de esa época, era conjunción de los valores europeos, en el re-descubrimiento del continente americano, Argentina en este caso, entonces las manifestaciones de sorpresa por estar en América. Chile era distinto, existía una permanencia de varios siglos, eso explica las raíces profundas de los escritores, el mismo Raúl Ruiz, Poli Délano, Jorge Teillier, con apellidos extranjeros, tenían raíces profundas, lo mismo Oscar Hahn, pero en la Argentina las raíces estaban en la superficie.
Eso me ilustró muchísimo y comprendí lo que quisieron destruir los militares, el peligro era la inteligencia generada en el Chile de ese entonces, porque podía ser un riesgo para lo que se pretendía instalar en las sombras, esa inteligencia se encontraba en los de abajo, en la solidaridad, en el intercambio desinteresado, arriba estaba el egoísmo, la avaricia. Esa es mi explicación de la urgencia de romper ese modo de vida.
C.D. En esta labor de retratar ¿Qué le llamó la atención, de este cúmulo de rostros imágenes?
Con la fotografía trabajé de dos maneras, la instantánea, para que el personaje no se disfrazara, porque cuando uno fotografía a alguien inmediatamente toma una actitud que no es de él.
En la espontaneidad la persona es más real, ese es un sistema y el otro, la composición fotográfica de un conjunto, por ejemplo Jorge y relación con el tren, además del retrato propiamente tal, además del uso de la luz de acuerdo a los rostros, la fotografía es el amor por la gente, buscar lo hermoso que existe en cada figura, la gracia de los gestos en la mujer, la virilidad en el caso del hombre, ese es el secreto del éxito de una fotografía.
CD ¿Cómo ha sido este re-encuentro con Chile, espacial, territorial y de memoria?
Un poco problemático porque, todo lo que ocurre actualmente en Chile, produce mucha tristeza, aunque para mí no es extraño, sé de dónde viene todo esto y desafortunadamente, no sé hacia dónde va. Otro asunto es la recepción de la gente que ha sido maravillosa, me siento querido, no me siento solo, me he sentido muchas veces cansado, pero me he sentido bastante bien. No lo suficiente para volver a vivir acá, es demasiado el tiempo fuera. Me tocó vivir el Chile de 1964 a 1973 y eso marca.
C.D. ¿Cómo fue esa experiencia política social que le tocó vivir?
Voy a responder de una manera muy franca, en la Argentina existía un dicho “mi política, es no ser político” llegué a Chile sin un interés político, vi que la gente trabajaba en la política como jugando, yo me sentía al margen, pero con mi opinión y opción que corresponde, a una persona de origen humilde como el mío, yo estaba con el menesteroso, con el que sufre, con el pueblo, pero no ejercí la política propiamente tal. No la comprendí, en conversación con Jorge le dije: “sin autoridad ninguna, declaro a Chile un hospital psiquiátrico”. Se siguen en ese hospital y nadie ha abierto la puerta para decir, están sanos váyanse. Chile es un país donde se vive el temor por la naturaleza, tienen un espíritu pusilánime, porque la naturaleza remueve el piso y se impone, vivir en ese temor necesita un estudio profundo, en el trópico se lo come todo la naturaleza, pero no tienen miedo. No sufren por el miedo, pero en los países de terremotos como los asiáticos son iguales, es un análisis precipitado, pero es lo que pienso.
C.D. ¿Cómo fue volver a la Sociedad de Escritores?
Emocionante volver a entrar a la López Velarde, donde hoy funciona un café, era el refugio nuestro de esa época, ahí los conocí a todos, en plena alegría y discordia. Porque los escritores no tienen paz entre ellos, de ahí Rolando Cárdenas y su canto, Jorge no cantaba, excepto cuando estaba “cachispeado”, pero otros cantaban como Enrique Valdés, era muy agradable tomarse unos tragos los días martes. De ahí muchos recuerdos, todos sabían que Nicanor Parra era un copión, del habla chilena, se mete en los baños copia lo que está escrito y eso ha sido su anti-poesía, todos los de la época sabíamos eso, un día estábamos en la SECH había un acto y estaban todos hablando y aparece Parra, Rolando Cárdenas entonces dice: “cuidado cállense la boca que viene Nicanor y les va a robar el suspiro a todos, la mayoría se calló, Nicanor entró, buscó donde sentarse había un silencio sepulcral, dijo ¡Qué pasa aquí que nadie habla, me tienen miedo! Y nadie habló, consecuencia no existe ninguna anti-poesía de esa noche”. En esas ocasiones surgieron muchas frases, recuerdo “la derecha y la izquierda unida jamás serán vencidas” porque era de Jorge Teillier, “no se vayan que ya vuelvo” era de casi todos los que iban al baño -y él se la adjudicó nada más- es un caso muy especial.
Una de las cosas dolorosas es que las fotos que regalé y que eran parte de mi archivo académico, sin firma, que se encuentran algunas en la sala de los Premios Nacionales, se encuentran varias desaparecidas, espero estén guardadas en algún lugar por su significado histórico, incluso regalé hace pocos años una fotografía de Neruda inédita a la Sociedad de Escritores y se la entregué al presidente de ese entonces, un tal señor Lacámara, él se la llevó, volví hace un tiempo atrás y la fotografía no estaba, pregunté, me dijeron que tal señor no era más presidente, protesté, puse un reclamo formal y la fotografía no está, el señor Lacámara no la devolvió nunca, nunca llegó a la institución, es de 50 x 60, espero una investigación y que ese señor la devuelva a la SECH.
C.D. Qué mensaje le dejaría a la gente que está trabajando con la fotografía
La imagen y la palabra, en un mismo camino contribuyen como testimonio y memoria para que no haya olvido, otros perdonaran, pero los encargados de recordar son la imagen y la palabra.
Equipo Crónica Digital
Santiago 11 de junio 2016