Para el logro de sus aviesos propósitos, las tropas estadounidenses, que lideran la Coalición Internacional, se apoyan en las Fuerzas Democráticas Sirias, una alianza kurdo-árabe, que intentan adueñarse de territorios ricos en recursos naturales como petróleo y gas.
El manifiesto respaldo estadounidense a las formaciones extremistas quedó demostrado recientemente una vez más, luego de que el ejército sirio tomó la estratégica ciudad de Al-Mayadeen, perteneciente a la provincia de Deir Ezzor.
En esa extensa área las tropas leales a Damasco encontraron y decomisaron miles de pertrechos de fabricación estadounidense e israelí, entre ellos 20 drones, sofisticados aparatos de telecomunicaciones, cientos de fusiles y abundante municiones, según fuentes militares.
Precisamente Israel, en complot con Estados Unidos, intenta perpetuar la desestabilización de este territorio del Levante.
Así lo demuestra el país de ideología sionista con sus sistemáticos bombardeos aéreos contra instalaciones militares sirias desde los ocupados territorios del Golán o desde el sur de El Líbano, en franca violación de la soberanía de ese Estado.
La situación militar se complicó aún más en los últimos días -es justo decirlo- con la incursión en la norteña provincia de Idlib de tropas de la vecina Turquía.
El gobierno de Damasco consideró tal acción turca tan injerencista como la presencia en el sureste de Siria de la base estadounidense de Al-Tanf, en la que uniformados entrenan a elementos terroristas bajo el manto de que son rebeldes opositores.
Aunque algunos coinciden en que en relación con años precedentes el conflicto armado en Siria disminuyó su intensidad si se tiene en cuenta la reducción del número de ataques terroristas contra poblaciones civiles, todavía las fuerzas gubernamnetales combaten en diversos frentes militares.
El ejército, apoyado por unidades de las fuerzas aéreas rusas, enfrenta a los extremistas tanto en zonas del sur como en el este de Damasco; en algunas áreas de Homs y Hama, además de Deir Ezzor, donde se libran decisivas batallas contra el terrorismo.
Aún cuando, según fuentes militares rusas, en manos de bandas extremistas queda poco menos del 10 por ciento del territorio nacional, especialistas consideran que mucho camino queda por recorrer para el logro de la anhelada paz en esta nación levantina.
No son pocos los que, de cara a una próxima nueva ronda de negociaciones sobre Siria en Astaná, Kazajastán, con Rusia, Irán y Turquía (defiende grupos opositores) como países garantes, cifran sus esperanzas en que podría progresarse más en la búsqueda de una solución política al conflicto sirio.
Con la aplicación de ese importante mecanismo, los patrocinadores del proyecto lograron la creación de cuatro zonas de distensión en el norte de Alepo y Latakia; partes de las provincia de Homs; y en el sur, áreas de Quneitra y Sweida; así como Gutta Oriental, en el norte de Damasco.
La liberación por el Ejército de territorios antes ocupados por terroristas, la política gubernamental de reconciliación nacional y el establecimiento de las mencionadas zonas de distensión posibilitaron que más de un millón de desplazados y refugiados retornaran a sus casas desde el inicio de la guerra antiterrorista.
Damasco, 20 de octubre 2017
Crónica Digital /PL