El motivo es hoy de la mayor importancia ya que la casa de Bello logró reponer el carácter nacional y público que debe caracterizar a la enseñanza superior y que nunca ha de perder. En sintonía con este logro, está también el hacer de la Universidad un efectivo estándar de referencia en calidad y propuestas que necesita el sistema universitario chileno para un eficiente y justo servicio al país.
El avance que ha logrado la Universidad de Chile en los últimos años ha sido importante: La institución ha alcanzado niveles de participación junto con la modernización en muchas de sus áreas. Destacando la atención a las necesidades de los estudiantes y funcionarios, practicando una política de puertas abiertas para analizar colectivamente los problemas institucionales.
En forma notable se han verificado programas de modernización de bibliotecas y de mejoramiento de los servicios computacionales, sin descuidar la inversión en infraestructura y el desarrollo académico, potenciando el postgrado y la investigación científica.
La Universidad de Chile, sin embargo, enfrenta dos desafíos que afectarán notablemente su desarrollo en los próximos cuatro años, determinando las bases de lo que se denomina como nueva Universidad que se consolidará a partir del año 2006.
El primero, tiene que ver con la instauración de la nueva institucionalidad. El segundo, se relaciona con los cambios en las políticas públicas en materias académicas y de financiamiento. La complejidad que representa este delicado proceso, hace que la institución mantenga una gran estabilidad en la gestión y el liderazgo. Por estos motivos y otros no menos importantes el profesor Riveros debe triunfar en la segunda vuelta.
Para un correcto discernimiento, hoy, la comunidad académica ha de preguntarse si en este nuevo escenario electoral es bueno para la Universidad que triunfe lo que representa el profesor Víctor Pérez. No ponemos en cuestión sus obvias capacidades, más bien son preocupantes como se comenta en los pasillos de la Casa Central- sus nexos o contactos con una organización religiosa cuya opción es el secretismo, el conservadurismo extremo y la intolerancia. Eso es lo que representan, en líneas gruesas, los Legionarios de Cristo dentro y fuera de la Iglesia Católica.
En este contexto y a la luz de variados antecedentes, grande es entonces la responsabilidad al momento de votar y de elegir a quién seguirá por la senda de defender y consolidar eficientemente la educación superior pública. Y en este aspecto específico, todo indica que es Luis Riveros la persona indicada por su talento, experiencia y pluralismo- para continuar y asegurar este nuevo tiempo de la creación e innovación que ha de tener y necesita por el bien de todos la Universidad de Chile.
Por: Jaime Escobar M. El autor es Editor de la revista Reflexión y Liberación y miembro del Consejo Editorial de Crónica Digital.
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