Desde inicios de año los medios periodísticos locales se lanzaron a escudriñar lo relacionado con la hostilidad de 1982 y en cualquier rincón del país aflora alguna alusión a las Malvinas.
«La guerra está clavada en el corazón de la generación que la enfrentó y nosotros amplificamos ese sufrimiento», declaró a Prensa Latina el joven Víctor Ariel Carreira, fotógrafo profesional.
Para la mayoría de los argentinos, sea pobre o rico, sólo se olvidará «la maldita tragedia si nuestros muertos pudieran regresar y eso no será posible», sentenció Carreira.
La golpista Junta Militar que gobernaba entonces la nación se aventuró a lanzar una ofensiva el 2 de abril de 1982 para reconquistar la posesión de las Malvinas, en pertenencia británica desde 1833.
Ese desembarco es considerado como un error y una «mala utilización de un sentimiento nacional con un fin bastardo, que era la perpetuación de la dictadura (1976-83)», declaró a Página 12 el canciller Jorge Taiana.
En similar tono, Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz 1980, refirió que fue un salto en el vacío por la reivindicación histórica del pueblo de recuperar las islas, hecho que los dictadores quisieron manipular para consolidarse en el poder.
Un conflicto absurdo, totalmente improvisado e inaudito, y las fuerzas armadas argentinas no estaban preparadas, reconoció el pasado viernes ante la prensa extranjera el ex jefe del Ejército Martín Balza.
Aseguró que se fue al combate por «una causa justa en manos ilegítimas», al referirse a la desacreditada dictadura de entonces, al mando del general Leopoldo Galtieri.
Historiadores señalan que el régimen castrense entraba en su sexto año en el poder y remolcaba, además de las violaciones a los derechos humanos y los 30 mil desaparecidos, el fiasco de sus programas económicos.
Buenos Aires reclamó y aún exige que las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, forman parte integral e indivisible de su territorio al considerarlas ilegalmente ocupadas por una potencia invasora.
El resultado final de la guerra de 1982, que empezó el 2 de abril y terminó el 14 de junio, fue la reocupación de los tres archipiélagos por el Reino Unido y la muerte de 649 militares argentinos, 255 británicos y tres civiles isleños.
En Argentina, la derrota precipitó la caída de la Junta Militar y la restauración de la democracia como forma de gobierno.
Finalizado el conflicto, muchos ex combatientes regresaron a sus hogares para enfrentar otra guerra: denunciar maltratos durante la contienda y lograr el reconocimiento del Estado por su heroísmo, batallas que 25 años después tampoco han podido ganar.
Tales situaciones quedaron reflejadas en la película Iluminados por el fuego, sobre el libro del veterano de guerra Edgardo Esteban y dirigida por Tristán Bauer.
El propio Esteban reconoció que la tragedia resulta «una causa viva en cada uno de nosotros».
Bajo este escenario, Gran Bretaña y Argentina, que restablecieron relaciones diplomáticas en 1990, mantienen en la actualidad intransigentes posiciones respecto a las Malvinas.
El primero se niega al diálogo exigido por el segundo sobre la soberanía de las islas del Atlántico sur, ubicadas a unos 500 kilómetros de la costa argentina.
Como parte de su constante demanda, el pasado 27 de marzo, el gobierno de Néstor Kirchner colocó punto final a un acuerdo bilateral sobre cooperación en materia de exploración y explotación de hidrocarburos en la disputada zona.
«La decisión pone fin a un instrumento en el cual el Reino Unido pretendió justificar su ilegítimo» dominio sobre las islas, declaró Taiana en la ocasión.
Alegó que la declaración argentino-británica de 1995 «no tuvo ventaja alguna para nuestro país».
Dos días después de esa disposición, Buenos Aires anunció que prohibirá operar en el país a las petroleras que exploren en área de las Malvinas.
«No van a poder operar en Argentina explotando, operando o desarrollando cualquier tarea de tipo logístico aquellos que hayan prestado servicios en nuestras islas Malvinas bajo legislación del Reino Unido», apuntó el ministro de Planificación, Julio De Vido.
Este lunes se cumplen 25 años de la guerra, pero también caduca en 2007 el plazo de la resolución 2065 de la ONU, la cual establece que Argentina y Gran Bretaña deben sentarse a negociar sobre el archipiélago del Atlántico sur.
Por Osvaldo Cardosa Samon. El autor es corresponsal de Prensa Latina en Argentina.
Buenos Aires, 2 de abril 2007
Prensa Latina , 0, 14, 11