Revuelto se ve el escenario político regional tras la Cumbre de Presidentes del bloque MERCOSUR, realizada este fin de semana en la ciudad de Córdova, Argentina. Los medios de comunicación inundación de noticias y de largas editoriales tratando de explicar tres hechos que marcaron la agenda de los dignatarios: el fuerte liderazgo de Venezuela y el acuerdo formal de los demás países miembros de apoyar a la república bolivariana como candidato al Consejo de Seguridad de la ONU; la futura participación de México en el Mercado Común del Sur lo que complicaría la actual presencia e influencia de Estados Unidos en Latinoamérica y, por último, la decisión política de todos sus miembros plenos de avanzar en la integración económica efectiva.
En el caso de Chile, el escenario geopolítico y energético que enfrenta con sus vecinos de Bolivia y Argentina, colocó a la Presidenta en una encrucijada: ¿Cuál será el camino a seguir en los próximos años, avanzar en la integración regional o seguir impulsando los tratados de libre comercio con Estados Unidos, Europa y el Asía- Pacífico tal como lo hicieron los tres gobiernos concertacionistas anteriores?
Venezuela y el nuevo eje político de la región
La participación del Presidente Fidel Castro en la cita de mandatarios no es al azar ya que es consecuencia de la creciente irrupción de gobiernos de izquierda o progresistas con marcado acento antiimperialista y latinoamericano en la región (Argentina, Bolivia, Brasil, Uruguay, Paraguay, Perú) y, con ello, el manifiesto deseo de terminar el brutal bloqueo económico que deben vivir los cubanos desde 1961.
En este contexto, Venezuela presenta mayores fortalezas para liderar el bloque MERCOSUR dado que tiene mayor independencia económica que Brasil. En los últimos meses, el Presidente Hugo Chávez ha demostrado que no esta dispuesto a mantener una presencia de segundo orden: Ha establecido una fuerte alianza con Cuba en materia económica y política, ha acudido en ayuda de Argentina para que puedan sortear su profunda crisis económica y, ha manifestado su disposición de contribuir, financieramente, en la integración del continente al colocar el tema de la construcción de un gaseoducto continental que resuelva el problema del suministro y distribución energética a los países del Mercado Común del Sur.
La cita de Córdova marca un nuevo escenario en la región y, de paso complica los deseos de Estados Unidos de mantener su hegemonía política y militar en la zona. Hugo Chávez finaliza su visita a Argentina con el acuerdo formal que sus miembros votarán por el gobierno bolivariano para que forme parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Es un hecho inevitable, la Administración George Bush pierde terreno por lo que debe presionar a los demás países del continente, con ellos Chile, para que no cierren filas con el ex militar.
La Casa Blanca deberá fortalecer su discurso tiranizando al gobierno venezolano acusándolo de propiciar una carrera armamentista o, de plano, ser los representantes del terrorismo internacional en el continente. Por el contrario, la llegada de Venezuela al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, le dificultaría los anhelos de los estadounidenses de transformarse en los guardianes del mundo, frenando sus políticas de bloqueo en contra de Cuba y su presencia militar en países como Colombia y Perú, estos últimos bajo la excusa de la lucha en contra del narcotráfico.
Pero, la XXX Cumbre de Presidente del MERCOSUR también coloca otro tema de relevancia democrática y que tiene que ver con la formas de gobierno que deben promover los países de la región. Desde el encuentro de Québec (2001) Venezuela ha sido impulsor de modificar los conceptos tradicionales de la democracia representativa y sostiene que Latinoamérica debe consolidar su actual estructura en una democracia participativa. Este concepto sin duda es de alta preocupación en quienes defienden el actual modelo político y económico dado que derrumbaría las bases ideológicas y financieras del llamado neoliberalismo (por tanto de dominación e influencia) y aumentaría la participación ciudadana en la toma de decisiones de cada uno de los países.
La proyección de MERCOSUR hoy día es indiscutible. De materializarse los ejes integración política, económica y social que han manifestado sus actuales presidentes, el bloque dejaría de ser sólo una de las tantas reuniones anuales que se realizan y pasaría a ser un nuevo polo de influencia mundial, muy similar a la Comunidad Económica Europea. Fidel Castro al respecto dijo »MERCOSUR social, no se olviden de esa palabra. Qué significa y qué puede hacerse (…) Moverán este continente, al mover este continente van a mover el mundo.
Chile en este nuevo escenario regional
La XXX Cumbre de Presidentes del MERCOSUR encontró a Chile enfrentando dos problemas: El primero, la graves crisis energética que vive en país y las complejas relaciones bilaterales con Argentina y Bolivia y, segundo, la posición que deberán adoptar en torno a la candidatura de Venezuela al Consejo de Seguridad de la ONU.
En el tema energético, Chile tiene una situación compleja. Hoy el problema central (a diferencia de lo que se piensa y se dice) no se ubica en el valor del gas sino en como asegurar el abastecimiento del suministro.
La carencia de recursos naturales propios ha colocado a Chile en una situación de debilidad frente Argentina. Las malas decisiones energéticas que fueron adoptadas en el último decenio hoy debe asumirlas la Presidenta Bachelet como propias y, la derecha tratará de sacar jugosas ganancias políticas culpando a la Mandataria de improvisación. Lo que olvida la derecha es que sólo el 20% del gas argentino se utiliza en consumo doméstico y que el precio que pagan los chilenos siempre ha sido mayor al de mercado dando con ello grandes utilidades a este sector monopólico. En la actualidad los distribuidores cobran 24 dólares por millón de BTU a los chilenos sin embargo, el aumento del nuevo precio es de solo 4 dólares por millón de BTU entonces, ¿quién se esta enriqueciendo de esta crisis?, ¿qué intereses están defendiendo obscuramente nuestra derecha política?
Por otra parte, el aumento de la influencia de Venezuela en la región y el apoyo de MERCOSUR para que el gobierno de Caracas sea parte del Consejo de Seguridad presionará a la clase política chilena, más neoliberal, para que impidan que La Moneda apoye al Palacio de Miraflores públicamente. Sin embargo, los hechos demostraran la necesidad de Chile de apuntalar la candidatura, sobretodo, por la futura materialización de la refinería de ConCon la cual es financiada integralmente por capitales venezolanos.
Chile y su gobierno deben considerar que cualquiera sea su decisión de apoyar o negar su apoyo a Hugo Chávez, tendrá que considerar el factor energético y de paso superar su actual dependencia de Argentina.
En materia de integración, La Moneda no ha adoptado políticas claras en la región y corre el peligro de ser un mero espectador de las potencialidades del Mercado Común del Sur. En este aspecto el Partido Comunista ha manifestado que la presidenta Michelle Bachelet debe avanzar más decididamente hacia la integración regional, en áreas tan vitales como la energía, el comercio, educación y salud. En este contexto, su presidente, Guillermo Teiller, advirtió que nuestro país se está quedando de mero espectador como resultado de una ambigua política exterior, todavía demasiado atada a las presiones del gobierno norteamericano.
En el caso boliviano, Chile ha demostrado carecer de una política exterior efectiva y eficiente al no propiciar el dialogo binacional con el gobierno de Evo Morales sobretodo considerando que Bolivia tiene algo que no tenemos: el gas.
Por: Roberto Portilla A. El autor es periodista y Editor General de Crónica Digital.
Santiago de Chile, 24 de julio 2006
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