Los jóvenes tomaron el pasado viernes el Instituto Nacional y el Liceo de Aplicación como parte de una campaña de movilización nacional para lograr la gratuidad de las pruebas de ingreso a las universidades y al transporte público y mejoras en la calidad de la enseñanza.
El Liceo A-3, otro de los más importantes centros de estudios del país, se declaró también en paro, pero la Asamblea de alumnos aún evalúa si mantendrán la huelga o radicalizarán su posición con la ocupación del plantel.
Los jóvenes habían descartado, en principio, protestar en las calles para evitar enfrentamientos con las fuerzas policiales, que en la última semana dejó cientos de detenidos, y esperaban un pronunciamiento de la presidenta Michelle Bachelet el domingo.
En su rendición de cuenta a la nación desde el Congreso Nacional la mandataria reconoció la necesidad de mejorar la educación, incluyendo los niveles medios, pero rechazó la violencia como vía para solucionar las demandas de los estudiantes.
El secretario regional de Educación, Alejandro Traverso, dijo hoy al diario La Tercera Online que el gobierno coordinará con los municipios y sostenedores privados que administran los colegios, y apoyará las medidas que estos adopten respecto a las protestas.
«A mí me parece bien que la toma se haya depuesto, me parece extraño que quieran perder clase, por lo tanto no veo cuál es el sentido de esa decisión», dijo al funcionario al comentar los últimos acuerdos de los estudiantes.
Traverso señaló que los temas puntuales «ya están resueltos y los que han quedado sobre la mesa son temas de fondo que no se resuelven de un día para otro», como las reformas a la jornada completa y el transporte gratuito.
Santiago de Chile, 23 de mayo 2006
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