Al mismo tiempo, persiste la tensión por las derivaciones de la violenta ocupación por un grupo de choque de la oriental ciudad de Santa Cruz, del local de la central obrera lugareña, al calor de la euforia de la victoria del «sí» a las autonomías en esa jurisdicción.
Según diversos analistas, la exacerbación del autonomismo parece orientada a opacar la victoria obtenida por el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), con primeros lugares en siete de los nueve departamentos del país, en los comicios de la Constituyente.
El vicepresidente del Comité Cívico de Santa Cruz, Germán Castedo, dijo que los constituyentes de ese departamento y el de Beni abandonarán la Asamblea, si esta no trata en primer lugar la definición del régimen autonómico para las jurisdicciones que votaron sí en el referendo.
La amenaza se relativiza porque los cómputos oficiales parciales de los comicios del domingo último asignan al MAS el primer lugar en Santa Cruz y buenas posiciones y, por tanto, delegados, en Beni y también en Pando, el otro departamento donde ganó el «sí».
Representantes del MAS se inclinaron por una concertación de todas las bancadas para concertar una agenda, sin imposiciones.
La presión persiste pese a que el vicepresidente Alvaro García puso de manifiesto la voluntad del gobierno y el MAS de respetar la voluntad de los departamentos que aprobaron las autonomías, cuya posición debe canalizarse en la Asamblea.
García ofreció inclusive una reunión entre el gobierno y los prefectos de los departamentos considerados autonomistas para confirmarles la posición gubernamental, pese a que la mayoría de la población nacional votó contra las autonomías.
De otro lado, el presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, Germán Antelo, sostuvo que su organización está perdiendo la paciencia ante el gobierno, luego que este dispuso del control militar de diversos edificios públicos, ante la amenaza de su ocupación.
El ejecutivo tomó la medida tras relevar el jefe policial del departamento, coronel Wilfredo Torrico, por su impasibilidad ante la toma de la central obrera, el pasado lunes.
El comité, hegemonizado por sectores empresariales y fuerzas políticas conservadoras, respalda al destituido y se niega a condenar la violencia del grupo de choque Unión Juvenil Cruceñista, denunciado como fascista.
Los atacantes atacaron inclusive a mujeres indefensas y, según el coordinador del Estado Mayor del Pueblo -frente político y de masas que respalda al gobierno-, Hugo Moldiz, son entrenados por el ex paramilitar Coco Ballivián, quien actuó al servicio de dictaduras en pasadas décadas.
Entretanto, el vocero presidencial, Alex Contreras, declaró que los resultados de las elecciones fueron una especie de plebiscito que aprobó la gestión del presidente Evo Morales, pues el MAS obtuvo cerca de 60 por ciento de los votos y el «no», apoyado por el ejecutivo, sumó 56 por ciento.
Recuentos parciales de alta confiabilidad, citados por la estación católica Fides, precisan que el MAS obtuvo 140 de los 255 escaños de la Constituyente, a lo que debe sumarse grupos aliados, con los que alcanza a 150, aunque sin llegar a dos tercios de la Asamblea, necesarios para aprobar la nueva Carta Magna.
El presidente Morales favorece la concertación con nuevos grupos acreditados en la Constituyente para sumarlos al proceso de cambios que lleva adelante su gobierno, lo que, según Contreras, excluye a los partidos neoliberales.
La Paz, 6 de julio 2006
Prensa Latina , 0, 45, 11