La actividad religiosa se realizó ayer en el puente Itata, entre las comunas de Trehuaco y Coelemu, en la Provincia de Ñuble, y los pobladores exigieron a las autoridades ambientales que se realice un nuevo estudio de impacto ambiental en la zona.
Según el periodista de Oceana Cristian Cabalin, los habitantes de las comunas de Quirihue, Trehuaco, Cobquecura, Coelemu, Portezuelo y comunidades de pescadores y viñateros, han manifestado sus reparo a la instalación de la planta de celulosa, ya que podría no sólo destruir el ecosistema, sino además el sustento de las propias comunidades.
Cabalin, dijo a Crónica Digital, que en la liturgia los representantes de las iglesias católicas y evangélicas, pidieron que las autoridades protejan a la zona del Río Itata, y no lo contaminen con riles y dioxinas al valle.
El especialista ambiental, sostuvo que Oceana sigue muy de cerca el desarrollo de los acontecimientos, no sólo los estamos apoyando con nuestros técnicos, sino además desarrollamos junto a los pobladores un constante monitoreo del mar y los ríos de la octava región.
Cabalín recordó que el director de Oceana, Marcel Cloude, realizó un reclamo ante instancias internacionales, porque el Estado chileno negó información la comunidad afectada y con ello impidió que los ciudadanos puedan participar de las decisiones de los políticas públicas, Ejemplo de ellos son los casos de Celco en Valdivia y Constitución.
De acuerdo con la ley 19.300 de Bases del Medioambiente, la ciudadanía sólo puede hacer observaciones los primeros 60 días después de publicado el extracto del proyecto en el Diario Oficial y en algún medio de circulación regional. Esto no asegura que todos los potenciales afectados se enteren siquiera de que existe tal proyecto, lo que conlleva una participación insuficiente o a destiempo como ocurrió en el caso del ducto en Nueva Aldea, donde muchos vecinos se quejaron de no saber en qué consiste el proyecto aprobado o si tienen algún resguardo jurídico una vez que el emisario submarino, al que se opusieron legítimamente, se implemente, recordó el profesional de la prensa.
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Por último, Cabalin anunció que juntos a las nueve comunas afectadas están solicitando al gobierno que detenga la construcción de la planta de celulosa Nueva Aldea de Celco y de los ductos, porque no está claro cual va ha ser el impacto ambiental en el valle y las aguas marinas de la costa de la octava región.
Cabe recordar que la otra planta de Celco ubicada en la provincia de Valdivia, en la Décima Región, fue construida en el valle de San José de la Mariquina, con descarga de riles al río Cruces, que 35 kilómetros aguas abajo da vida al primer sitio Ramsar chileno, el santuario de la naturaleza «Carlos Anwandter», considerado hasta el año 2004 el principal sitio de anidación de cisnes de cuello negro de Sudamérica, lugar de investigaciones científicas y polo de atracción turística para miles de visitantes que llegaban a Valdivia.
Dada la presión ejercida por la ciudadanía, para salvar el preciado lugar, la Conama decidió encargar un estudio científico a la Universidad Austral que finalmente responsabilizó a la planta de Celco del cambio en la calidad del agua del río Cruces, curso al que aporta 77 millones de litros de riles diarios, constituyendo el 92 por ciento de aporte de las aguas no deseadas.
Santiago de Chile, 10 de abril 2006
Crónica Digital , 0, 846, 16