Su disposición se mantuvo al chilenizarse el cobre (1965) y al nacionalizarse (1971), ella se convirtió en la principal palanca de desarrollo de nuestra región. Sin embargo fue abolida en forma secreta o reservada por el gobierno militar, sin el menor debate y sin el consentimiento de la ciudadanía.
Así comienza la convocatoria al Primer Cabildo por la recuperación de los fondos del cobre, a efectuarse el 11 de Julio de 2006, en esta ciudad, iniciativa que ha encendido como reguero de pólvora en los invitados más importantes: la gente.
El Comando del Cobre (versión corta del nombre del bloque) congrega a una serie de organizaciones sociales y políticas, tales como la Agrupación de Mujeres del Norte, la CUT, el Colegio de Profesores, la FEUCN, trabajadores subcontratados, profesionales cesantes, el sindicato de comerciantes ambulantes, artesanos, artistas, etc. y la Unión Comunal de Juntas de Vecinos (unas 100 en Antofagasta) entre otras fuerzas vivas.
Esta conformación popular y participativa sumado al escenario favorable que nos regalaron los estudiantes, al demostrarnos la eficiencia de la presión social organizada, cohesionada y clara en sus objetivos, más otras condiciones de amplio espectro, que van desde el cuadro internacional dado por los procesos de los países vecinos y sus medidas ejemplificadoras, hasta la actitud crítica de algunos sectores de la concertación, todo lo cual nos permitieron rediseñar un Comando del Cobre, que ha ido evolucionando dado su innegable carácter amplio, transversal y unificador… De este modo se levanta la recuperación de los fondos del cobre como el tema más sensible, común y convergente que nos convoca.
El tema cobre en sí es complicado ¡una trenza! sobre todo porque desde hace tiempo es un tópico cuyo coloquio es privilegio de conocedores de la política y la economía en las altas esferas, y desde nuestra ignorancia los verdaderos dueños del cobre (al menos el congreso por unanimidad lo decidió así en 1971) guardamos un silencio sepulcral mientras las transnacionales nos saquean sin pena ni asco… y ay del que levante la voz.
En la medida que los chilenos ignoremos la enorme cantidad de recursos que representa el cobre, no podemos tener conciencia de lo importante que es. Ocultar la magnitud de estas riquezas permite a las transnacionales mineras llevársela sin pagar los impuestos correspondientes, sin pagar la renta minera o royalty y sin ser denunciadas por esta injusticia que despertaría las iras de la ciudadanía en cualquier país democrático del mundo.
Este extracto que cito del «Manual del Defensor del Cobre», de Julián Alcayaga Olivares, del Comité de Defensa y Recuperación del Cobre, invitado al Cabildo del 11 de Julio, refleja como el comando toma el timón de la capacitación popular, esto a través de la inclusión de un grupo de monitores con el fin de sensibilizar y popularizar el tema, que es muy fácil conectar a las propias necesidades y demandas en cada uno de los sectores.
Es que ¡nadie se puede negar a levantar esta bandera! Ni siquiera el Gobierno Regional que nos autorizó a recoger firmas (hacemos un promedio de 1.000 diarias) que usamos para presionar a la municipalidad y «a la hora de los quiubos» llamar a una consulta popular. Un plebiscito… (Sabemos que para que tenga incidencia legislativa habría que cambiar la constitución… pero una cosa lleva a la otra…) La recolección de firmas no es sólo llenar registros, sino que será una verdadera demostración de fuerzas que nos permitirá por ejemplo, en el Cabildo mismo, hacer firmar a las autoridades presentes un documento de compromiso con la reivindicación a la ley que es nuestra bandera.
Entramos a tierra derecha: la ley 11.828 no es más que la evidencia que nos otorga la ley, caduca para algunos, que el pueblo mismo, a través de sus estructuras más cercanas es capaz de administrar eficientemente sus propios recursos: la ley que data de 1955, sobrevivió a la chilenización y a la nacionalización del cobre, permitiendo que un porcentaje de los recursos fuera administrado por las localidades (a través de los municipio y las universidades) para ser destinados a proyectos y obras que son los que nuestra propia gente considera necesarios… De hecho, así se construyeron el teatro municipal de Antofagasta, la universidad, el estadio regional, etc. eso enfrentado a que en Calama (capital mundial de la minería) no hay universidad, que en Antofagasta hay un solo hospital y totalmente alejado de las poblaciones más pobladas, calles polvorientas y tantas necesidades, que duelen a la gente en la dignidad y en la memoria…
Y eso indiscutiblemente nos lleva a temas aún más profundos, que hemos escuchado de los mismos ciudadanos cuando se acercan a firmar a la mesa y se quedan horas conversando, clamando y reclamando por los cambios a la Constitución, el cambio del sistema de elecciones parlamentarias, la real participación de los ciudadanos, el acceso a las instancias donde se toman las decisiones.
La gente ya se está enterando de la importancia de una compensación por la extracción de un recurso que desde su agujero no se renueva, y que, a esta velocidad de explotación no le queda más de 50 años
(
el fantasma de las salitreras
) esto nos lleva a la urgente exigencia de un royalty justo (que no lo hay), al pago de impuestos por parte de las empresas. Pero en definitiva nos lleva a que el pueblo haga suya la urgencia de dar el paso estratégico que es la exigencia de re-nacionalizar del cobre.
Este domingo viene la Presidenta Bachelet… ahí estaremos. No sólo en la reunión a la que nos citó sino también cada acto, tal como el juramento a la bandera, donde en silencio con nuestros carteles nos sumaremos al desfile, demostrando que también somos patriotas… (no olvidar que también de manera reservada se destinó un 10 por ciento de las ventas brutas del cobre a las FF.AA., el único país de mundo donde pasa esto )
Boris Quercia nos acaba de dedicar el título de su última película, No queremos que Chile siga siendo El Rey de los Antofagasta dormida ¡¡¡despierta!!! Recuperemos nuestro cobre!! (por algún lugar había que empezar).
Por: Carla Corrales Guerra. La autora es miembro de directorio del COMANDO DE RECUPERACION DE LOS FONDOS DEL COBRE – LEY 11.828
Santiago de Chile, 7 de julio 2006
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