Al hablar en la inauguración de un acueducto en el occidental estado Zulia y el inicio de la construcción de un segundo puente sobre el lago Maracaibo, Chávez advirtió que en caso de triunfar la oposición al país le tocaría el papel de volver a convertirse en una colonia.
Aquí hay dos posiciones nada más: la capitalista que ellos (la oposición) defiende, y la socialista que nosotros impulsamos, he ahí la confrontación. Lo demás son internos de ocultar la realidad, precisó.
El Jefe de Estado apuntó que en el contexto actual del capitalismo a Venezuela le correspondería el papel de «colonia del imperialismo», pero su propuesta es la de un modelo socialista autóctono, con mucho de indígena y de los principios del Libertador Simón Bolívar.
La mayoría de las encuestas otorgan a Chávez una intención del voto del 50 al 60 por ciento, 20 o 30 puntos de su principal contrincante el gobernador de Zulia, Manuel Rosales, autocalificado socialdemócrata, aunque las autoridades lo consideran «el candidato del imperio».
Contrariamente a lo expresado por esas encuestas, Rosales dijo hoy en entrevista con la televisora alemana Deutsche Welle que los sondeos de opinión recientes lo muestran muy cerca del presidente Chávez.
El candidato opositor, sin embargo, evadió ofrecer cifras sobre el respaldo que se atribuye, retomó críticas al padrón electoral y consideró «peligroso» el sistema automatizado de votación, en contradicción con declaraciones anteriores a medios venezolanos.
Las autoridades han alertado sobre el intento de un sector de la oposición de manipular algunas encuestas para aparentar un empate técnico entre los dos principales candidatos y luego acusar de fraude al gobierno, cuando se de a conocer el triunfo de Chávez.
Recientemente un opositor llamó a la población a votar el 3 de diciembre, salir a las calles el 4 y derrocar a Chávez el 5 con el apoyo de las fuerzas armadas, en lo que fue considerado la revelación del plan subversivo.
La convocatoria incluyó un llamado a ponerse al frente de las protestas a Rosales, quien en sus declaraciones a Deutsche Welle
dijo que reconocerá el resultado electoral «si se respeta el secreto del voto, si se respeta la voluntad popular».
Al mismo tiempo, el político zuliano -quien apoyó el golpe de estado a Chávez en abril de 2002- aseguró que no aceptará trampas y las enfrentará «cueste lo que cueste», lo que podría significar un indicio de su intención de plegarse a quienes promueven la violencia.
Tanto el gobierno como los más altos dirigentes de las fuerzas armadas han declarado que no permitirán alteraciones del orden, mientras organizaciones sociales anunciaron que saldrán a las calles ante cualquier intento de despojar a Chávez del triunfo electoral.
Caracas, 19 de noviembre 2006
Prensa Latina , 0, 109, 11
