El intercambio de duras acusaciones fue desatado por una marcha a la frontera con el vecino país, en demanda de solución a los problemas bilaterales debidos, según los organizadores, a la negativa de Chile a negociar la frontera marítima y a la alteración del límite terrestre a favor de esa nación.
La marcha fue reprimida por la Policía, lo que fue condenado por el líder opositor, Ollanta Humala, cuyo Partido Nacionalista (PNP) organizó la protesta en la sureña región de Tacna.
Humala acusó al gobierno de haber coordinado con Chile la represión y haber agredido una marcha pacífica y patriótica, en su empeño por ocultar la ocupación de unos 37 mil metros cuadrados de territorio peruano en el extremo costero de la frontera.
Sostuvo que la administración de Alan García miente al sostener que el problema terrestre ha sido solucionado y que Perú ejerce soberanía en la zona.
Por su parte, el primer ministro, Jorge del Castillo, confirmó que el gobierno ordenó a la policía impedir la marcha para mantener el orden frente a una provocación malintencionada que podía dañar las relaciones con Chile y crear tensiones y armamentismo.
Al mismo tiempo, el canciller José García Belaúnde atacó la manifestación e insistió en que las relaciones con Chile son buenas, contra el criterio de la mayoría de los analistas.
Una encuesta de la Universidad de Lima, privada, evidenció que la gran mayoría de la población cree que los vínculos con el vecino país distan de ser excelentes.
Según los resultados del sondeo, 24,3 por ciento de las opiniones consideran que las relaciones con Santiago son malas o muy malas, 60,2 por ciento cree que son «regulares» (ni buenas ni malas) y apenas 11,4 por ciento piensan que son buenas o muy buenas.
La encuesta también preguntó sobre el desempeño del gobierno peruano en el diferendo marítimo con Chile, consistente en insistir en exhortar a Santiago a negociar la frontera y dejar en suspenso una apelación a la Corte Internacional de La Haya para que resuelva la controversia.
Esa política gubernamental fue considerada regular por 56,5 por ciento, mala por 30 por ciento y muy mala por 4,8 por ciento, mientras apenas sólo ocho por ciento le dio el calificativo de buena.
Además, 47,9 por ciento confía poco en el gobierno de Chile y 47,5 no le tiene ninguna confianza, y 39,6 por ciento opina que es probable un conflicto armado con el vecino, eventualidad muy probable para 8,9 por ciento.
Los resquemores se originan en la Guerra del Pacífico del siglo XIX, en la que Chile conquistó las costas de Bolivia y grandes territorios peruanos.
Sobre la manera de superar esa situación, la encuesta de la Universidad de Lima reportó que 30,6 por ciento de los consultados respondió que el vecino país debe disculparse por aquella agresión con la devolución del buque Huáscar, capturado como botín de guerra.
Otro 21,9 por ciento plantea que la disculpa debe hacerse efectiva con la devolución de decenas de miles de libros y otros bienes culturales saqueados por las tropas chilenas durante la ocupación de Lima en la Guerra del Pacífico.
Lima, 5 de abril 2007
Prensa Latina , 0, 31, 11