Grave, muy grave los resultados de las elecciones presidenciales en Francia, aunque eran previsibles. Se va a la segunda vuelta con la derecha neoliberal y la derecha fascista. Pero mirando de cerca los programas de Le Pen y Macron se constata que en asuntos cruciales, la diferencia es mínima.
Hay quienes intentan a todo precio incitar al voto del mal menor ¿Hay realmente un mal menor en este contexto ?
Se pretende demostrar que Macron es una alternativa a Le Pen. Macron ha sabido jugar bien hábilmente esta carta. Algunos han pretendido llamarlo «centrista» y él lo ha fomentado, aunque es sabido que es apoyado por los think tanks empresariales y que pertenece a la misma clase política que Zarkozy.
En segunda vuelta, el voto en blanco aparece como el voto ético. Algunos, coherentemente, optarán incluso por la abstención.
La trampa es hacer creer o dar por hecho que hay sólo una posibilidad, la del llamado mal menor (el voto útil), ante el cual hay que resignarse y rendirse inexorablemente. Aunque las condiciones de la actualidad sean las que conocemos hoy en Francia, el voto útil presentado como una verdad incuestionable, desmoviliza y actúa como un impedimento para abrir posibilidades a mediano o largo plazo desplegando y construyendo nuevos escenarios políticos. Constituye una renuncia a la crítica, a la resistencia, a la coherencia.
El voto útil esteriliza el debate político y mina la utilidad misma del voto, dice Lefebre (2017). Es incoherente con el compromiso asumido o la postura inicial. El argumento del voto útil pertenece al tipo de falacias que podríamos llamar «profecías autocumplidas», decía Huergo en el 2011.
El voto en blanco es un voto reflexivo y crítico que se ejerce con convicción y con afirmación de la insumisión.
Es mayor desafío ahora es la lucha en las legislativas de junio y será determinante. France insoumise logró 19,6% o 7 011 590 votos lo que es un apoyo muy importante al proceso de cambios sociales que se propone. Se ha desencadenado un proceso estimulante, innovador y de recomposición de la izquierda. Es una brisa nueva, oxigenante, que despierta nuevas esperanzas.
La movilización social es clave para la elección de los 577 diputados de la Asamblea nacional. El partido socialista (que algunos desubicados se empeñan en calificar de izquierda) está en serio declive, en vías de extinción y ya ha llamado públicamente a votar por la derecha. Probablemente, de todos modos, no habrá mayoría parlamentaria lo que significa un cambio crucial para el nuevo proceso de gobernanza que se iniciará este año.
Le Pen presidenta sería una página muy negra para Francia ¿Pero sería Macron un mal menor ? ¿Sería realmente «evitar lo peor»? Vale la pena echar una miradita al programa, que propone entre otras cosas:
• Mantenimiento de la operación Sentinela (entre 7000 y 10 000 soldados movilizados en permanencia en el territorio nacional)
• Aumento de los efectivos de policía y gendarmería (10000 nuevos funcionarios)
• Aumento del presupuesto de defensa al 2% del PIB (1,78 actualmente) : modernización de los blindados, la flota, los aviones, etc.
• Creación de un estado-mayor permanente (seguridad interior, información, lucha contra el terrorismo) dependiendo directamente del presidente de la república.
• Creación con asociados europeos de una fuerza de 5000 guarda fronteras de Europa encargados de vigilar y proteger las fronteras de la Union Europea.
• Ampliación de los poderes de la policía y la gendarmería (restricciones territoriales)
• Creación de un servicio de informaciones centralizado por el Consejo de Defensa.
• Construcción de 15 000 nuevos espacios de prisión
• Formación de una reserva militar de 30 000 a 50 000 personas
• Oposición al abandono de la energía nuclear (mantenerla como sector de excelencia francesa)
• Apoyo a la desreglamentación de las transnacionales
• Consolidación de los tratados de libre comercio
• Anulación del impuesto a las grandes fortunas
• Reducción de 120 000 empleos en la función pública (no remplazo de jubilados)
• Disminución de los gastos públicos (hasta alcanzar 53,5 en 2017 y 50% en 2022)
• Apertura de la posibilidad de aumento de las horas de trabajo por semana por las empresas (bien que la ley mantiendría la semana de 35 horas)
• Elminación de al menos 25% de los departamentos regionales
• Mantención del apoyo financiero a la empresa privada (área de la defensa, recursos naturales, energía)
• Disminución de las cotizaciones sociales de los empleadores (de 6% y en algunos casos, de 10%)
Cuando Macron declara que «Se necesitan jóvenes franceses que deseen ser millonarios», y « que «A Francia le hace falta un rey», no es como para estar tranquilos.
Por Isabel Orellana
Professeure, Département de didactique, Faculté des sciences de l’éducation; Institut des sciences de l’environnement
Chercheure, Centre de recherche en éducation et formation relatives à l’environnement et à l’écocitoyenneté
Université du Québec à Montréal
Santiago de Chile, 25 de abril 2017
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