El discurso del presidente Hugo Chávez en la Asamblea General, donde calificó George W. Bush como un «diablo», y recientes críticas a la Democracia Cristiana (DC) de parte del embajador de Caracas en Santiago, Víctor Delgado, son los argumentos esgrimidos.
Una nota de la cancillería el jueves, que críticos del gobierno asocian al encuentro que minutos antes sostuvo la presidenta Michelle Bachelet con la secretaria de Estado Condoleezza Rice en ONU, ha llevado las relaciones con su vecino del sur al borde de la quiebra.
El gobierno pidió virtualmente el retiro de Delgado por considerar «inaceptable» opiniones vertidas por el diplomático a un medio local sobre el comportamiento irrespetuoso y agresivo del principal partido del oficialismo contra el mandatario de su país.
El embajador comparó la hostilidad de la DC contra Chávez y el proceso de cambios sociales en Venezuela con la asumida por esa agrupación durante el gobierno del presidente Salvador Allende, que constituyó un factor decisivo para el sangriento golpe militar de 1973.
La presidenta de esa agrupación, Soledad Alvear -quien estaba a cargo de la cancillería cuando Chile apoyó el frustrado golpe militar contra Chávez en 2002- advirtió a Bachelet que un voto favorable a Venezuela provocaría una grave crisis al interior del oficialismo.
En su cruzada contra Caracas, el principal partido de la coalición gobernante ha puesto «toda la carne en la parrilla». Su principal figura en el gobierno, el canciller Alejandro Foxley, se la ha jugado completo a la búsqueda de un candidato alternativo.
Se está tratando de construir un escenario para la «operación abstención» que impulsa la DC, afirmó hoy el senador socialista Alejandro Navarro, quien encabeza un sector del oficialismo que favorece una política exterior más independiente de Estados Unidos.
En un comunicado firmado el viernes por varios militantes de esa agrupación -también integrante de la coalición de gobierno- los socialistas sostienen que la reacción del la cancillería por las declaraciones del embajador venezolano fue «desproporcionada».
«Quisiéramos que se actuara con la misma coherencia y severidad frente a manifestaciones del embajador norteamericano en Chile, quién en reiteradas ocasiones se ha inmiscuido en nuestros asuntos internos, sin jamás recibir por ello rechazo oficial alguno», afirma.
En igual sentido se pronunció ayer el presidente del Partido Comunista (PC), Guillermo Teillier, quien rechazó en duros términos la postura del gobierno chileno contra Venezuela, en tanto permanece callado ante las intervenciones de Estados Unidos
«Condoleezza Rice (secretaria de Estado) está interviniendo en los asuntos internos de Chile de manera flagrante y respecto a eso ningún parlamentario, ningún funcionario de la cancillería, nadie dice nada», afirmó Teillier, tras llamar a Bachelet a rectificar el rumbo.
La decisión que deberá adoptar antes del 15 de octubre, sin embargo, pone a la mandataria chilena en una muy difícil coyuntura, en momentos en que su popularidad está muy por debajo del 50 por ciento de respaldo, según las últimas encuestas.
Sus allegados temen que un voto a favor de Venezuela desate una crisis de envergadura y su liderazgo pueda debilitarse aún más si la clase política y la opinión pública -dominada por la derecha- no respalda una decisión suya en materia de política internacional.
De cualquier manera, el voto parece ser más importante para la imagen de Chile en la comunidad internacional de naciones que para la propia aspiración de Venezuela, opinan observadores locales
Sería un costo muy alto para La Moneda aparecer alineada a Estados Unidos, especialmente más si el gobierno bolivariano -como todo parece indicar- logra los 129 votos requeridos para acceder al Consejo de Seguridad.
Por: Ángel Pino, el autor es corresponsal de la Agencia Prensa Latina en Santiago de Chile.
Santiago de Chile, 25 de febrero 2006
Crónica Digital
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