El ministro de fuero, Alejandro Solís condenó a 15 años y un día de prisión al ex director de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), Manuel Contreras, quien fuera el brazo represivo del general Augusto Pinochet durante los años 1973 y 1978.
El nuevo fallo culpa al ex general Contreras como autor del delito de secuestro de los militantes del Movimiento de Izquierda revolucionaria, MIR; Eugenio Montti Cordero y de Carmen Díaz Derricarrere.
El Juez Solís también decidió encausar al ex brigadier Miguel Krasnoff y al suboficial Basclay Zapata, en calidad de cómplices. Sin embargo, el fallo liberó de responsabilidad al ex brigadier Fernando Laureani y al ex oficial de Carabineros Gerardo Godoy por falta de pruebas de su participación en estos hechos.
ANTECEDENTES DEL PROCESO
La investigación judicial llevada a cabo por el Ministro Alejandro Solis, los dos opositores al régimen militar fueron detenidos y conducidos al centro de tortura de Villa Grimaldi, lugar donde posteriormente se les pierde su rastro en 1975
De esta forma el ex general Manuel Contreras, quien se encuentra detenido en el Comando de telecomunicaciones del Ejército cumple en la actualidad condena de 12 años por la desaparición del sastre y militante del MIR, Miguel Ángel Sandoval (1975): Otra de las condenas es por 15 años de cárcel por la desaparición de la periodista Diana Aaron en 1974 y por el secuestro de los ciclistas Sergio Tormen y Luis Guajardo, donde deberá cumplir 10 años de presión.
La condena a Manuel Contreras se conoce en momentos cuando el general Augusto Pinochet se encuentra internado en el Hospital Militar, horas antes de ser notificado de un nuevo procesamiento por su responsabilidad criminal en el caso caravana de la Muerte en su episodio de Curicó.
Santiago de Chile, 5 de diciembre de 2006.
Crónica Digital
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Mié Dic 6 , 2006
Según la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL), la disminución fue acompañada por un aumento en la creación de puestos de trabajo en las zonas urbanas de la región, que contribuyó a la reducción de la pobreza en el último período. El planteamiento está contenido en el Panorama Social de América Latina 2006, dado a conocer por ese organismo de Naciones Unidas con sede en esta capital. De acuerdo con el documento, el desempleo abierto ha tenido un cambio de tendencia desde 2002, año a partir del cual bajó sostenidamente en numerosos países, luego de las alzas persistentes anotadas durante la década anterior. Las cifras oficiales de los países, indican que entre 2002 y 2005 la tasa de desempleo regional pasó de un 11,0 por ciento a un 9,1, y se espera que en 2006 se reduzca aún más, para situarse en torno al 8,5 por ciento. Por otro lado, entre los años 2003 y 2005 se aceleró el ritmo anual de creación de puestos de trabajo en América Latina, en comparación con el período 1991-2002. Entre 2003 y 2005 el total de ocupados en las zonas urbanas aumentó poco más de 5,3 millones por año, cifra superior al incremento anual de 3,3 millones anotado en los 12 años anteriores. Las disminuciones más pronunciadas del desempleo se produjeron en aquellos países cuyas economías se expandieron a un ritmo más acelerado en el último trienio, como Argentina, Uruguay, Panamá, Venezuela y Colombia (en ese orden), señaló el informe. La CEPAL reconoce que, a pesar de los avances, la reducción del desempleo urbano no modificó las diferencias que existen entre hombres y mujeres: las tasas de desocupación entre estas últimas siguen siendo más altas. Advierte que, si bien «los avances son notorios», la carencia de empleo en América Latina sigue siendo elevada y supera en poco más de tres puntos porcentuales el nivel de 1990. Entre 2002 y 2005 se incorporaron al mercado laboral 2,8 millones de mujeres y 2,5 millones de hombres, lo que se compara con 2,2 millones y 2,0 millones, respectivamente, en el período 1990-2002. Aunque en los últimos años hubo una importante recuperación del empleo asalariado, ésta no se complementó con un cambio significativo de la calidad de los puestos de trabajo, puntualizó el texto. Entre 2002 y 2005, del total de ocupados en las zonas urbanas el 77 por ciento consiguió un empleo asalariado y cerca del 91 se incorporó al sector formal, aunque uno de cada cuatro de estos últimos lo hizo en plazas sin afiliación a los sistemas de previsión social. Actualmente, en la región dos de cada tres asalariados están cubiertos por esos sistemas. Es preciso, planteó el informe de CEPAL, que los países adapten los sistemas de protección social al contexto actual de los mercados de trabajo latinoamericanos. Santiago de Chile, 6 de diciembre 2006 Crónica Digital/PL , 0, 37, 12