Yo nunca tuve la ambición de poder, sólo la voluntad de servir. El cargo que asumo hoy me lo han dado ustedes y siento la responsabilidad que significa, dijo ayer la mandataria, constantemente interrumpida por los aplausos.
Reiterando lo que había adelantado en su primer discurso luego de ser confirmado su triunfo el 15 de enero pasado, de llevar a cabo «un modo diferente de hacer política», dijo que «hoy soplan vientos distintos» y precisó que «éste será un gobierno de los ciudadanos».
Bachelet, hija de un general de la aviación que pagó con su vida la lealtad al extinto presidente Salvador Allende, se deslindó de su predecesor el presidente saliente Ricardo Lagos y llamó a no olvidar el pasado, pero sin dejar de pensar en el futuro.
«El pasado es lo que es pasado, y no lo olvidaremos nunca, porque no hay mañana sin ayer, y no queremos repetir los mismos errores del pasado, y queremos un mañana más justo, más igualitario», recalcó la gobernante en alusión a los 17 años de dictadura militar.
Durante pasajes de su discurso, rindió homenajes a los últimos presidentes constitucionales de Chile, entre los cuales hizo una referencia especial a Salvador Allende -raramente mencionado por sus predecesores-, muy aplaudido por la multitud.
Vítores a Bachelet, así como el repetido lema de la izquierda chilena durante el gobierno de la Unidad Popular (1970-1973) «el pueblo unido jamás será vencido», se escuchaban una y otra vez, mientras eufóricas mujeres lucían improvisadas «bandas presidenciales».
Hacia el final de sus palabras, Bachelet recordó que mañana, 12 de marzo, es el aniversario de muerte de su padre, el general de la Fuerza Aérea Alberto Bachelet, muerto por las torturas infligidas por sus compañeros de armas en 1974.
«El estaría orgulloso de estar presente con nosotros hoy», subrayó emocionada tras recalcar que «hubo tiempo de nuestra historia en que nos dividimos unos y otros, en que nos mirábamos con recelo, pero ahora trabajaremos juntos para lograr una sociedad unida».
Dijo que ahora «construiremos un futuro donde caben todos, donde ninguna diversidad se sienta excluida, donde nadie sienta que su destino está a la intemperie».
Bachelet fue investida como presidenta por cuatro años en una emotiva ceremonia celebrada al filo de este mediodía en el Congreso Nacional ante más de mil 500 invitados nacionales y extranjeros.
Santiago de Chile, 12 de marzo 2006
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