«Chile no puede seguir creciendo a costa de la humillación de los trabajadores», afirmó el prelado, un destacado luchador contra la injusticia y en defensa de los perseguidos políticos durante la dictadura militar (1973-1990).
Baeza (75) pasó su responsabilidad al frente de la vicaría de la Pastoral Social a monseñor Rodrigo Tupper, quien asumió también el rol de vicario de los trabajadores. «Me voy con el corazón hinchado por tanta injusticia, explotación y desigualdades en mi país», enfatizó.
En una larga entrevista que publica el diario La Nación, el religioso hace un balance desolador de la crítica situación social y laboral que enfrenta Chile y advierte del riesgo de explosiones populares como la que tiene lugar actualmente en Francia.
«La desigualdad es tremenda y también la ha denunciado el clero. Lo han dicho los obispos y el presidente de la Conferencia Episcopal. El problema es que estos pensamientos se encarnen en acciones. Miremos lo que está pasando en Francia. Es tanta la injusticia!», exclamó.
Tras destacar la explotación a que son sometidos los obreros subcontratados del cobre, las trabajadoras agrícolas temporales, los empleados de las grandes cadenas de tienda, indicó que «no puede ser que la gente tenga que estar callada para no perder su magro empleo».
«Eso no es generar un país en paz. Tarde o temprano la historia demuestra que la injusticia se convierte en una lucha violenta y eso es lo que debemos evitar», advirtió el prelado tras declararse contrario al uso de la fuerza.
Añadió que «la violencia tampoco resulta, porque con la violencia triunfan los más fuertes y no necesariamente la justicia. Esa es la inconsciencia y la ceguera que demuestra este sistema económico donde dominan la derecha y los empresarios. Es el resultado del sistema neoliberal», apuntó.
El líder religioso, considerado un contestatario por la jerarquía eclesiástica, se declaró partidario de un régimen socialista y democrático y fue muy crítico de los tres gobiernos de la Concertación (1990-2006) que siguieron a la caída de la dictadura militar.
«En Chile estamos como prisioneros de este sistema y de la forma en cómo se ha organizado la economía. Yo creo que los gobiernos de la Concertación de alguna manera han tratado de caminar hacia una menor desigualdad, más que hacia una mayor igualdad», insistió.
Baeza destacó «el poder inmenso» que disfrutan los partidos de derecha que siempre han defendido -apuntó- los intereses de los grandes empresarios.
Aseveró que los más ricos y el dinero lo dominan todo. «Los que tienen más tienen el poder, controlan los medios de comunicación e influyen en la mentalidad de la gente», denunció tras, declararse «escandalizado» por el hecho de la que la gran mayoría son católicos.
Para el prelado el peor período que le tocó vivir fueron los duros años del régimen militar. «El miedo. La dictadura es un período imborrable, ese peregrinar buscando a familiares desaparecidos por cualquier parte, en cuarteles, centros de torturas, en el mar», apuntó.
Monseñor Baeza deja la Vicaría de la Pastoral Social, donde permaneció cerca de dos décadas, pero continúa como presidente de la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas (FASIC).
También seguirá como director de Caritas Chile y, por supuesto, en su cargo de párroco del Sagrado Corazón de Jesús, en Estación Central, donde hace misas, bautismos, catequesis y conversa con sus amigos, muchos de ellos mendigos del sector que lo ven con ojos de santo.
Santiago de Chile, 31 de marzo 2006
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