Las cifras están contenidas en tres estudios elaborados conjuntamente por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), distribuidos aquí por el máximo organismo mundial.
Los documentos analizan la situación del hambre, la malnutrición y la inseguridad alimentaria en la región, sus causas, consecuencias y posibles soluciones.
«Resulta paradójico que América Latina y el Caribe -que tiene la capacidad de alimentar tres veces su población- todavía mantenga a más de 52 millones de personas sin acceso a suficientes alimentos para llevar una vida activa y saludable», manifestó Pedro Medrano.
El director regional del PMA destacó que estos estudios comparativos del hambre y la desnutrición también analizan el progreso de los países hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y las acciones que se deberían emprender.
Las investigaciones se concentran en tres subregiones: El istmo centroamericano, los 25 países del Caribe, Centroamérica y Sudamérica que integran la Asociación de Estados del Caribe (AEC), y los países de la región andina (Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia).
El director del PMA explicó que los estudios dan una perspectiva real de la situación del hambre y la malnutrición en América Latina y el Caribe y sus posibles soluciones.
«Esperamos que generen una mayor atención política para acabar con este problema que todavía afecta a uno de cada 10 habitantes de nuestra región», recalcó.
En el caso de Centroamérica, el informe señala que cuatro países (Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua) no alcanzarían la meta de reducir el hambre a la mitad para el 2015.
Igualmente, la desnutrición crónica o retardo del crecimiento sigue siendo muy elevado en esa subregión: en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua afecta a más del 20 por ciento de los menores de cinco años.
Costa Rica, en cambio, se ubica en el polo opuesto, entre los tres países con valores cercanos o inferiores al cinco por ciento, de acuerdo con los informes.
En la cuenca del Caribe, el estudio señala que el bajo peso al nacer (otra consecuencia de la desnutrición) afecta al 10 por ciento de los nacidos vivos.
Entre los países de la AEC que registran tasas más elevadas está la República Dominicana, (11), Guyana (12), Suriname (13), Haití (21) y Trinidad y Tobago (23). Las cifras de los dos últimos superan los niveles del Africa subsahariana.
En la región andina, la desnutrición crónica afecta mayormente a niños menores de cinco años en zonas rurales en Bolivia, Ecuador y Perú. Por el contrario, en Colombia la desnutrición crónica afecta a zonas urbanas.
Los estudios concluyen que el hambre y la desnutrición, además de tener efectos permanentes en el desarrollo físico y psicomotor de las personas, constituyen uno de los principales mecanismos de transmisión intergeneracional de la pobreza y la desigualdad.
Entre las recomendaciones para erradicar el problema están la necesidad de contar con políticas sociales específicamente orientadas a estos fines.
Santiago de Chile, 12 de abril 2006
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