A poco más de un mes de la puesta en vigor de una ley dirigida a desincentivar el consumo de cigarrillos en el país, el estudio también revela que los hombres, en tanto, ocupan el segundo escalón -sólo superado por Cuba-, con un 39 por ciento.
Considerando las cifras en ambos sexos, Chile marcha a la cabeza de los fumadores con un 37 por ciento de promedio. Una encuesta Mundial de Tabaquismo en Jóvenes, realizada por la OMS en 2005, ya daba cuenta de tal tendencia.
La investigación demostró no sólo que los jóvenes chilenos de entre 13 y 15 años son los más fumadores, sino que también en esta etapa de la vida las mujeres consumen más cigarrillos que los hombres.
Para la siquiatra de la Unidad de Fármaco-dependencia del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, María Isabel González, existen varios factores que convierten a las mujeres en un grupo especialmente vulnerable a la adicción al tabaco.
«El estrés, la depresión o ansiedad, las múltiples tareas laborales y del hogar, hacen que las chilenas se sientan sobrepasadas. Y el cigarrillo les sirve para aflojar tensiones», explicó la experta.
González advierte que también existen ciertos mitos como miedo a engordar si se deja de fumar o el sentimiento de libertad, igualdad con los hombres y hasta sentirse sensuales con un cigarrillo en la boca.
En este contexto, los especialistas advierten que el tabaco provoca efectos desastrosos en la salud de las féminas, principales víctimas de la nicotina.
«Cada vez hay más mujeres que sufren enfermedades tradicionalmente masculinas como la insuficiencia respiratoria o el enfisema, lo que reduce mucho su esperanza de vida», dijo Felipe Rivera, especialista broncopulmonar del Hospital de la Universidad de Chile.
La lista de enfermedades que pueden afectar a las mujeres por cada cigarrillo que consumen, es larga y amplia, afirma.
Cáncer oral, de faringe y vejiga, enfermedades cardiovasculares y problemas pulmonares, riesgos específicos relacionados con la función menstrual y reproductiva, son sólo algunas de las patologías más frecuentes.
A esto se suman -dijo el especialista- otras consecuencias menos graves, pero que son desagradables: halitosis (mal aliento), problemas dentales y mayor envejecimiento de la piel por alteración del colágeno.
Santiago de Chile, 6 de juilio 2006
Crónica Digital/PL , 0, 43, 10