Aunque Bachelet atribuye la caída en 18 puntos porcentuales de apoyo en los últimos dos meses a una deficiente política comunicacional, todo indica que el apoyo ciudadano cada día es menor, producto de las continuas fallas de su equipo ministerial y de las tareas que le dejó su antecesor Ricardo Lagos.
CONSEJO DE GABINETE EN ANTOFAGASTA
Luego de un Consejo de Gabinete la víspera en Antofagasta, en el extremo norte del país, la mandataria comprometió una «mejor comunicación de lo que hacemos» y un mayor trabajo, pero descartó cambios en su equipo de colaboradores.
«La verdad es que desde el punto de vista mío, asumo lo que le corresponde al Gobierno. Lo único que me señala a mí (la encuesta) es que tenemos que comunicar mejor lo que hacemos, trabajar más y mejor, y ese es nuestro gran desafío para cumplir las metas propuestas», apuntó.
En una referencia a las malas notas obtenidas también por sus opositores de la derecha, dijo que el sondeo «demostró que la población quiere un mundo político, gobierno y oposición, trabajando fuertemente por las necesidades de una manera constructiva y productiva».
Aún así, fue enfática al reafirmar que su administración «no trabaja por encuestas, gobierna por las cosas que debe hacer, así como las decisiones que hay que tomar e implementar», aunque admitió que «hay que escuchar, leer y sacar las conclusiones» que se requieran.
«Lo único que nos significa es, por un lado, escuchar, leer, sacar las conclusiones de eso y decir: bueno, ¿en qué tenemos que mejorar? ¿Qué tenemos que ajustar? O ¿qué tenemos que hacer más rápido?», agregó al ser requerida por un eventual cambio en su gabinete.
Bachelet, quien mañana arriba a su cuarto mes en La Moneda, ha tenido un duro comienzo con numerosos conflictos acumulados, en su mayoría por los gobernantes que le precedieron desde el denominado retorno a la democracia (1990-2006).
PROBLEMAS Y MÁS PROBLEMAS
Sin embargo, el mal manejo del gobierno a una huelga de mapuches que fueron condenados bajo la impopular Ley Antiterrorista en procesos irregulares celebrados en 2005, y a masivas y combativas movilización de protestas estudiantiles en mayo fue lo que peor impacto dejó.
Otros temas, como una subida de los Impuestos al Valor Agregado (IVA) cuando existía un compromiso del gobierno anterior de bajarlos en 2007, aumentos del combustible y un fuerte repunte de la delincuencia, contribuyeron también a un temprano desgaste.
En medio del desfavorable escenario, la mandataria deberá hacer frente esta semana a un virtual aumento en los valores del gas que el país recibe de la vecina Argentina, con quien trata de consolidar lo que denomina «una relación estratégica».
El incremento de los precios deberá ser discutido internamente por las autoridades con el sector privado que controla el mercado energético local a partir de un abanico de variantes presentadas por el gobierno Argentino en una reunión sostenida el viernes en Buenos Aires.
Bachelet está sometida a una fuerte presión del empresariado y la extrema derecha opositora, que culpa a los últimos gobiernos de la Concertación de haber sido demasiado «flojos» en exigir al gobierno trasandino que cumpla con sus compromisos gasíferos con Chile.
«Esperamos en esta relación (con Argentina) que se honre la alianza estratégica, se cumplan los compromisos adoptados y que busquemos cómo hacernos cargo de esta nueva situación de modo que no produzca un impacto en nuestro país», dijo ayer al ser consultada.
El gobierno argentino ha insistido, por su parte, que en el tema del nuevo precio del gas que el país exporta a Chile «no hay nada que negociar» porque se trata de acuerdos suscritos entre empresas privadas de ambos países, sobre las que las autoridades no tiene responsabilidad alguna.
Santiago de Chile, 10 de julio 2006
Crónica Digital/PL
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