Los representantes del sindicato y los directivos del consorcio minero han estado muy activos en las últimas horas en medio de un ambiente de moderado optimismo para llegar a una solución negociada al paro, iniciado el 7 de agosto.
Pedro Marín, vocero del sindicato, no ocultó su satisfacción por el tono de las conversaciones y adelantó, al final de la tarde, que una solución no está muy lejana, sobre todo porque el conflicto entra en una fecha crítica para el sindicato.
De no alcanzar un arreglo al cumplirse los 15 días de huelga legal, la minera privada estaría facultada por las leyes chilenas a sobrepasar la negociación colectiva y llegar a acuerdos en forma individual con los trabajadores.
Según el portavoz, los dirigentes gremiales están en la etapa de trabajar sobre cifras, «pero lo que es más importante para ellos, sobre las condiciones de trabajo cotidianas».
«Entrar a la mina es duro y para nosotros es muy importante mejorar esas condiciones», dijo Marín tras advertir que el conflicto es más profundo que el monto salarial. «Son temas también sociales, de educación, salud, de permanencia en las obras, de turnos», apuntó.
De acuerdo a las últimas propuestas, las posiciones de ambas partes distan mucho de un acercamiento, al menos en términos de cifras. Mientras los trabajadores reclaman un reajuste salarial del 10 por ciento, la empresa sólo llega al tres.
En cuanto a bonos por los altos precios del cobre, término del contrato y otros beneficios, el gremio reclama 30 mil dólares por trabajador sindicalizado, en tanto la empresa ofrece unos 21 mil 300 dólares.
Aunque las partes acordaron no hacer públicos los detalles de las negociaciones, fuentes cercanas a éstas indicaron que Escondida elevó su oferta del tres al cuatro por ciento en el tema salario, e hizo subir el valor de los bonos a 23 mil dólares, pero bajo condiciones.
El nuevo ofrecimiento estaría sujeto a que los contratos colectivos fueran por cuatro años, en lugar de los dos requeridos por el gremio. El tema es clave para la transnacional porque alejaría legalmente por dos años más cualquier otro conflicto laboral.
Marín, único autorizado a hablar por los trabajadores, aseguró que la víspera hicieron la «última contrapropuesta, que es la máxima flexibilización a la que podemos llegar», aunque no dio detalles de su alcance.
A partir del viernes, el diálogo, que se desarrolla en un hotel de Antofagasta, capital de la II Región donde se concentran los dos mil 52 trabajadores del gremio, ha tomado un curso fluido gracias a la mediación del gobierno.
«Hemos tenido avances. Minera Escondida está optimista de poder llegar a un acuerdo, pero todavía falta trabajo», dijo a su vez Pedro Correa, gerente de Asuntos Corporativos del consorcio minero, que encabeza la anglo-australiana BHP Billiton.
Los trabajadores aspiran a reajustar sus salarios y otros beneficios a las actuales condiciones del mercado mundial, donde los precios del metal rojo fluctúa entre los 3,40 y los 3,60 dólares la libra.
Desde 2003, cuando firmaron el anterior contrato colectivo y el precio era de apenas 0,66 dólares, sus salarios se han mantenido estáticos, mientras la transnacional, que produce más del 20 por ciento del cobre nacional, ha quintuplicado sus utilidades.
Santiago de Chile, 21 de agosto 2006
Crónica Digital , 0, 222, 15