Tras la firma del llamado a licitación internacional del Ferrocarril Trasandino Central, que atravesará la cordillera de los Andes a la altura de la provincia de Mendoza, ambos gobernantes destacaron los avances en la relación bilateral.
Kirchner consideró un honor poder compartir la rúbrica junto a su par chilena de ese importante proyecto, al cual calificó de un paso más en la desafiante tarea que las dos naciones emprendieron para estar más unidas y conectadas al mundo.
Integrarse no es fácil, tiene sus idas y sus vueltas, es necesario discutir, acordar y a veces hasta disentir, pero la integración debe ser ejecutada en acciones concretas y no declamadas, reflexionó el gobernante en su discurso.
Aseveró que Buenos Aires y Santiago resolverán todos los temas de controversia sin hipocresías, y resaltó que con Bachelet pretenden estar a la altura de los próceres de la historia común entre ambos pueblos.
Superaremos todos los eventuales obstáculos que se crucen en el camino, insistió Kirchner, en obvia alusión a recientes asperezas en los vínculos argentino-chilenos.
Aunque el tema central de la cita fue la apertura de la licitación del Ferrocarril Trasandino, la mayor obra de integración física entre los dos países, los mandatarios buscaron zanjar algunas desavenencias que enfriaron los lazos mutuos.
Se dio por descartado que Kirchner y Bachelet analizaron las severas restricciones en el abastecimiento del gas natural que Santiago compra íntegramente a Buenos Aires, debido a una mayor demanda en esta nación sudamericana.
Además del suministro del vital combustible, las dos naciones tuvieron algunos roces por un aumento en el costo de la gasolina que pagan los vehículos extranjeros en la frontera de Argentina.
A todo esto, se sumó en las últimas semanas el malestar chileno por la circulación de mapas turísticos argentinos que incluyen dentro de su territorio a una zona pendiente de delimitación desde 1998, conocida como Campo de Hielo o Hielos Continentales.
El jefe de Estado remarcó la madurez del diálogo binacional tendiente a potenciar la relación y apuntó que el proceso de integración puesto en marcha no puede ser detenido.
Cuestionó las visiones sectarias de quienes quieren creer que Argentina y Chile deben competir de manera permanente, y lamentó que su «miopía histórica les impida ver este proceso de integración».
A su turno, Bachelet exteriorizó su satisfacción de compartir junto a su homólogo «el proceso más amplio de integración sudamericana», al que definió de esencial para su administración.
Vaticinó que el tren triplicará la capacidad de comercio y permitirá ligar las orillas del Atlántico y del Pacífico a favor de los pueblos.
La cordillera de los Andes separa, pero también une, graficó la estadista sobre la obra, que demandará una inversión de unos 280 millones de dólares y contempla la reactivación de una línea de 187 kilómetros del lado argentino y 70 del chileno, suspendida en 1984.
Pasaremos en un plazo muy breve de una a tres alternativas de accesos internacionales, así se hace la integración en nuestros países, acotó.
Mendoza, 12 de septiembre 2006
Prensa Latina , 0, 41, 11