La decisión de ir al paro fue adoptada el pasado 28 de julio por abrumadora mayoría del gremio, pero el consorcio que controla la minera pidió la mediación del Ministerio de Trabajo para tratar de llegar a un arreglo previo que evite la paralización de actividades.
Una última reunión previa al inicio a la huelga tuvo lugar ayer entre los dirigentes sindicales del importante centro minero y el equipo negociador de Escondida, para tratar de establecer algún tipo de acuerdo, que finalmente fracasó.
La idea de la reunión era recibir de parte del gremio una respuesta a la última oferta planteada el jueves de la semana pasada, en que la empresa comprometió un aumento salarial y elevó el monto de un bono por el mayor precio del cobre y por término de conflicto.
En el primer caso, la propuesta se elevó al 3,0 por ciento, muy lejos del 13 que reclaman los trabajadores, mientras en el segundo acercó la cifra hasta unos 20 mil 500 dólares para cada trabajador, también distante de los cerca de 30 mil a que aspira el gremio.
Los líderes sindicales, que hasta el momento no han querido transar en los montos reclamados, rechazaron dos proyectos de contratos colectivos presentados por el equipo de negociadores del consorcio extranjero desde que comenzó el conflicto.
Según el presidente del sindicato, Luis Troncoso, sólo se va a conversar a partir de mañana lunes, una vez que el movimiento de los mineros se haya iniciado.
Se espera que mañana se realice un encuentro masivo con todos los trabajadores, en la sede del Sindicato de Estibadores de Antofagasta, para plantear la estrategia negociadora durante la huelga.
El gremio ya se adelantó con la solicitud de un crédito de cuatro mil millones de pesos (unos 7,5 millones de dólares), para entregar a los trabajadores recursos que les permitan cubrir sus gastos durante la paralización, por un período de hasta dos meses.
Escondida, perteneciente a un consorcio internacional dominado por la australiana BHP-Billiton, produce tres mil 546 toneladas diarias de cobre, lo que significa el 23,5 por ciento de la producción nacional y el ocho a nivel mundial.
La mina, donde laboran más de dos mil trabajadores, está situada en un inhóspito lugar del desierto de Atacama, a unos tres mil metros sobre el nivel del mar, y a unos 180 kilómetros al sureste de Antofagasta y a mil 370 al norte de Santiago.
Analistas consideran que la huelga tendrá un fuerte impacto en el mercado internacional, con una presión al alza en el precio del metal rojo, aún cuando los dirigentes de la empresa están pensando en la utilización de trabajadores de reemplazo.
Ejecutivos de Escondida calculan, no obstante, que la huelga puede costar hasta 20 millones de dólares diarios, mientras los trabajadores afirman están en capacidad para resistir económicamente más allá de dos meses de paralización.
Santiago de Chile, 7 de agosto 2006
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