el pago de la deuda externa y la poca preocupación de los gobernantes con este tema tan sensible. Todo esto entrampa la pobreza que crece y crece.
En Chile, con pocos matices en el despilfarro, ocurre lo mismo. Al margen de la brutal y vergonzosa diferencia entre ricos y pobres, que ha llevado a algunos a compararnos con países africanos que están en el extremo del sub-desarrollo, y a pesar de que Chile es uno de los países latinoamericanos con mayor superávit de recursos, los que se podrían destinar para enfrentar los problemas sociales, en el tema de la vivienda no se utilizan o están mal utilizados.
El gobierno tiene un compromiso firmado ante la ONU para mejorar la calidad de vida que hoy tienen los chilenos, erradicar la pobreza y respetar los tratados internacionales que regularizan los estándares de la construcción de viviendas económicas.
Según Miloon Kothari (Relator Especial de Naciones Unidas para el Derecho a la Vivienda) los factores macroeconómicos que afectan los recursos para el gasto social, son:
Beneficios pequeños o incluso negativos, producto de la liberalización comercial en los países en desarrollo, sobre todo en los Países Menos Adelantados
La volatilidad financiera tras la desregulación de los movimientos de capital aunada a las crecientes tasas de interés que afectan el acceso al crédito y las hipotecas;
La creciente especulación de la tierra como consecuencia de una mayor competencia por los mejores sitios en las ciudades velozmente globalizadas, que a menudo desplaza a los habitantes de menores ingresos hacia localidades menos atractivas con mala prestación de servicios;
La fuerte carga del servicio de la deuda;
Las limitaciones fiscales y medidas de austeridad impuestas por el FMI y el Banco Mundial que están diseñadas principalmente para reducir el gasto público e invariablemente conducen a disminuir las partidas financieras para los sectores sociales; y
El proceso de reformas del sector público, especialmente mediante la descentralización y la privatización.
La realidad es que los pobladores sin casa de Peñalolén, por ejemplo, denuncian que en las 17 hectáreas de la Toma de su comuna se levantará un gran proyecto comercial (Parque Central) y que no contempla viviendas sociales. Que el proyecto Bicentenario (Aeródromo Cerrillos) en sus 245 hectáreas contempla la construcción de un mall, áreas verdes, un centro cívico para la municipalidad, un centro de convenciones y 15.336 viviendas de 800 a 3.000 UF entre edificios y casas.
Es patente entonces que la lucha para que a los más desposeídos se le repare el daño causado por tanta inequidad, es su propia lucha.
La mujer, en este caso, ha sido protagonista silenciosa de los procesos de cambio y superación de la pobreza en la historia. Con mucho esfuerzo tratan de compatibilizar el rol natural de la maternidad, dificultado por la discriminación y el escaso o nulo apoyo varonil en el cuidado de los niños, aportando además en el sustento del hogar para complementar el salario, que frecuentemente es el mínimo. Mucho más difícil aun es el caso de las jefas de hogar.
En Perú y en Uruguay, se han dado situaciones en que las mujeres toman la iniciativa de luchar en forma innovadora construyendo sus propias casas. En el informe final del Seminario en torno a pobreza urbana y seguridad ciudadana, del Foro Iberoamericano y del Caribe de Mejores Prácticas de Asentamientos Humanos para un futuro sostenible, se relata la experiencia de un proyecto piloto que se ejecutó en la Ciudad Vieja de Montevideo, Goes, Palermo.
Allí los habitantes fueron abandonando las viviendas viejas debido a la especulación inmobiliaria y los altos precios de los arriendos. Entonces doce mujeres jefas de hogar han formado una cooperativa de vivienda, ellas han decidido reciclar y recuperar las casonas viejas, el proyecto ha contado con el apoyo del Departamento de Obras y Servicios a la Comunidad de la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM), quien adquirió la casona, y un equipo técnico multidisciplinario con participación de la Unidad Permanente de Viviendas de la Facultad de Arquitectura.
Es importante recordar que las políticas de vivienda en Uruguay, como las de Chile, han promovido la marginalidad de las familias pobres, orillándolas hacia la periferia, sin acceso real a la inserción social, formándose los asentamientos llamados villas-miseria.
Estas doce mujeres son fuertes y se conocieron en un centro que cuidaba a sus niños (INAME), entre las conversaciones se dieron cuenta que sus necesidades y problemas eran comunes.
Todas eran de escasos recursos y alquilaban piezas incómodas para vivir con sus hijos. Los primeros trabajos en común fue la limpieza de casas en 1994, hasta que decidieron dar el paso y trabajar como albañil, trabajos muy duros, pero no imposibles.
Ellas se han ido perfeccionando en otras materias relacionadas con la construcción, con ayuda de la capacitación proveniente de Alemania, de la organización Marie Schlei Verein de Hamburgo y que financia cursos de diversos oficios femeninos. Hasta ahora han recuperado muchas viviendas y han ganado en calidad de vida y dignidad.
En Lima ocurrió un caso similar en 1993. Chiroke, un portal de origen uruguayo dedicado a temas de la sociedad civil, cuenta que la ONG Estrategia capacitó a un grupo de mujeres, organizadas por Social Watch y Hic-Al, donde aprendieron a fabricar bloquetas, vigas, escaleras etc. También fueron apoyadas por Arquitectos sin Fronteras, que las ayudó a crear una micro empresa sin fines de lucro. El alcalde de Ventanillas se entusiasmó con la idea y trabajó para la formación de un proyecto de construcción de tres viviendas, las mujeres ladrillo a ladrillo construyeron las casas. Luego apareció otro proyecto también gestionados por el alcalde, de cien viviendas más.
Cuando existe la voluntad, cuando hay solidaridad de los pueblos, cuando los gobernantes deciden trabajar por mejorar la vida de los niños, jóvenes, mujeres, y hombres que no tienen la posibilidad de acceder a la vivienda, nos demuestra que se puede, que hay quienes quieren y que el amor no tiene fronteras.
Por: Vania Cantero.La autora es allegada y dirigente de un Comité de Allegados de la comuna de San Joaquín. Colaboradora de Crónica Digital.
Santiago de Chile, 28 de septiembre 2006
Crónica Digital
Por: Vania Cantero. La autora es allegada y dirigente de un Comité de Allegados de la comuna de San Joaquín.
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