Debido al mal trato, crece el número de personas con problemas de Salud Mental que en un estado avanzado puede producir diversos tipos y grados de discapacidad o agravarlas.
El 24% de los chilenos tiene depresión. Un 32% de las mujeres presentan esta patología y el sistema de salud solo invierte un 2% de presupuesto anual en actividades de protección de la salud mental de las personas. La buena educación o un buen sueldo no son factores protectores de la salud. En tanto que la pobreza, la escasez de trabajo o el maltrato laboral son factores que deterioran progresivamente la salud mental.
Si hablamos de salud, debemos considerar los tres planos del ser humano: El físico, el mental y el energético (energía vital del organismo). Es por esto que todo programa o actividad social, empresarial o institucional que busque mejorar la salud mental de quienes forman parte de ellas, debe considerar una visión holistica integral traducida en acciones efectivas que permitan resultados visibles a corto y mediano plazo.
No basta con técnicas psicológicas o psiquiátricas para superar la depresión y el deterioro de la salud mental. Mi experiencia como Terapeuta de Medicina Natural y relator de Autocuidado personal y en equipos de trabajo en diversas empresas e instituciones, indica que resulta vital trabajar el autocuidado y la salud mental durante todo el año, de modo que existan factores protectores permanentes.
El estrés o el burnout (quemado en el trabajo) son dolencias que tienen su raíz tanto en factores externos: político-social, de salud pública, desarrollo económico, equipos de trabajo y políticas institucionales; como en factores internos: ausencia de autocuidado personal y de una terapia natural que proteja al trabajador de caer en un estado avanzado de estrés.
Dentro de esta concepción, la noción de bienestar no solo alude a la ausencia de enfermedad, sino a la calidad de vida de las personas dentro de un país, una ciudad, al interior de una empresa o un sistema familiar. El modelo de desarrollo económico chileno y la lógica de las economías nacionales insertas en el proceso de globalización, crean condiciones que afectan negativamente la vida de la población.
Dentro de la atención de salud mental, hay que atender urgentemente las necesidades de los siguientes grupos: Jóvenes, adultos y niños con discapacidad; Trabajadores y trabajadoras de nuestro país; Jóvenes universitarios; dueñas de casa; niñas, niños y adolescentes con trastorno de la atención; niños, mujeres y adultos afectados por violencia intrafamiliar.
Personas afectadas por la represión política en Chile entre los años 1973 y 1990; trabajadores sociales y educadores que trabajan directamente con usuarios marginados, excluidos, enfermos o en riesgo social y que además deben soportar el acoso de jefaturas violentas; personas afectadas por estrés y depresión que ocupa el segundo lugar en Chile entre las primeras 10 causas que provocan discapacidad.
Quienes dicen «un poco de estrés es bueno», intentan referirse al «desafío» que implica por ejemplo asumir un nuevo trabajo o un nuevo reto a superar dentro de la vida misma. Nunca es bueno ni siquiera un poco de estrés, ya que este por si solo genera diversas dolencias físicas como cefaleas, trastornos digestivos, dolores musculares, lumbares y por supuesto problemas en las relaciones interpersonales y de convivencia. El estrés puede producir herida física y discapacidad.
Resulta a lo menos curioso y digno de estudio que trabajar atendiendo problemas de otros (trabajadores sociales, enfermeras, asistentes de menores, médicos, psicólogos, etc.) resulte casi tan tóxico como trabajar bajo una mina o con insecticidas. La toxicidad de un ambiente cargado de dolores y desesperanzas, afecta la salud mental de los trabajadores que atienden casos sociales de difícil aceptación.
Crear políticas sociales, empresariales e institucionales que busquen el autocuidado en la salud mental de las personas resulta primordial. Como las células que le dan vida al cuerpo, son los ciudadanos para un país o los trabajadores para una empresa. Si las células se enferman el cuerpo se enferma; si los trabajadores enferman, la empresa enferma; si los ciudadanos enferman, es un país entero el que progresivamente se deteriora.
Por Alejandro Hernández es Experto en Discapacidad y Presidente de la Fundación Nacional de Discapacitados. mail director@fnd.cl / www.fnd.cl
Santiago de Chile, 26 de noviembre 2006
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