El embajador cubano en esta sede de las Naciones Unidas, Iván Mora Godoy, dijo que el reporte es resultado «de las brutales presiones, condicionamientos y chantajes» de Estados Unidos contra varios miembros de la Comisión de Derechos Humanos (CDH).
Argumentó que el texto se sustenta en las calumnias y mentiras de la campaña anticubana lanzada desde Washington.
Mora Godoy consideró inmoral que ese documento no se refiera a las «atrocidades que ocurren en lo que es hoy un centro internacional de torturas en el territorio cubano ocupado ilegalmente por Estados Unidos en la base naval de Guantánamo».
Mientras el embajador cubano intervenía, en el plenario era entregado a cada delegación el libro titulado «Cuba y los derechos humanos», editado por la cancillería de la isla.
«Cuba ha preparado su informe, varias partes del cual hemos distribuido hoy en esta sala, para que todo el mundo conozca la verdadera situación de los derechos humanos del pueblo cubano y de la agresión, manipulación y acoso que hemos enfrentado por más de 45 años», subrayó el diplomático.
Con el escaño de la mayor de las Antillas vacío, en signo inequívoco de protesta, la presentación del informe corrió a cargo de la jurista francesa Christine Chanet.
La Habana reconoce sus méritos profesionales pero no así su mandato, que califica como fruto de la politización impuesta por Washington en la Comisión de Derechos Humanos (CDH) de la ONU.
En el 2004 la Casa Blanca logró, por apenas un voto, que la CDH aprobara una resolución anticubana y mantuviera el mandato de la Chanet, como representante personal de la Alta Comisionada sobre la situación de los derechos humanos en la isla.
El canciller cubano Felipe Pérez Roque, quien intervino la semana pasada ante la Comisión, adelantó que su gobierno no colaborará con la funcionaria en caso de que Estados Unidos imponga otra vez el repetido ejercicio contra su país.
La delegación norteamericana ya circuló aquí un proyecto de resolución que persigue sentar a Cuba en el banquillo de los acusados en este foro internacional.
En el actual 61 período de sesiones Washington no pudo encontrar, como en ocasiones anteriores, un gobierno aliado que presente el proyecto anticubano.
Pérez Roque aseguró que el verdadero propósito de la Casa Blanca es conseguir un pretexto para mantener el cerco a la isla, que ha costado alrededor de 80 mil millones de dólares a la economía y afectaciones importantes a los 11 millones de habitantes.
La política del aislamiento, reforzada por la administración del presidente George W. Bush, es rechazada por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
El pasado año 179 países votaron a favor de una propuesta cubana contra el bloqueo, que sólo recibió anotaciones de Estados Unidos, Israel, islas Marshall y Palau, con la sola abstención de Micronesia, todos estados dependientes de Washington.
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