Las leyendas los ubican en la antigüedad, desde Egipto hasta Sumeria, con una primera referencia en la obra de Lucio Apuleyo, escritor y filósofo romano que existió entre los 125 y los 180 años N. E.
Ese autor escribió la novela De Asino Aureo, que narra la historia de dos hermanas muy malignas, Meroe y Panthia, quienes bebieron la sangre a Sócrates (no el famoso filósofo griego).
Cuentan además que la palabra «vampiro» proviene de la alocución alemana «vampir», derivada del polaco «vaper», y a su vez del eslavo arcaico «oper».
El vocablo posee raíces en el turco y en el persa con el significado de «ser volador», «beber o chupar» y «lobo», además de referir cierta especie de murciélago.
En la época del romanticismo europeo, el vampiro se convirtió en tema del momento, en leyenda oral que incluía castillos y salones elegantes, y se le vinculó, en 1347, con la gran peste negra y las alusiones fantásticas.
Una canción del juglar germano Michel Beheim, en 1463, hacía referencia al noble rumano Vlad Draculea. El cantante era súbdito del rey húngaro Matías I Corvino, en cuya corte se refugió Draculea cuando escapó de Valaquia, región histórica que ocupa la parte meridional de Rumania.
Y con el tiempo, conde Drácula y Transilvania pasaron a sello perfecto del vampiro. Dracul, por demás, significa dragón, palabra rumana para hacer referencia al demonio.
DE VLAD III Y OTROS SUCESOS
Vlad III Draculae, el Empalador, en una época en que la esperanza de vida era inferior a los 30 años, murió a «la avanzada edad de 45»; fue rehén de invasores, tomó el trono de Valaquia y mató a sus contrincantes por el poder, para luego caer al luchar contra los turcos.
Pero se hizo famoso por su valentía y una extraordinaria crueldad, cuyo método principal era el empalamiento.
Los enemigos señalaban que poseía poderes mágicos, única manera para explicar tanta maldad. Entonces se comenzó a hablar de un ejército de por lo menos 100 mil almas de las víctimas de Vlad: adultos, mujeres y niños, que comenzaban a vagar por las noches, chupadores de sangre, fantasmas de guerreros?¦ Surgieron así los vampiros.
La primera versión cinematográfica de los vampiros, en 1922, con el título «Nosferatu, una sinfonía de horror», fue protagonizada por el actor Max Schreck.
Pero realmente las guerras procrean los verdaderos vampiros, sobre todo entre los políticos propugnadores del belicismo. Recuérdese que el reichsfuhrer Heinrich Himmler, el nazi culpable de millones de muertos, pensaba en ser vampiro y tenía el historial apropiado: se suicidó mordiendo una cápsula de cianuro.
Por: Roberto F. Campos. El autor es periodista de la Redacción Económica de Prensa Latina.
Santiago de Chile, 25 de mayo 2006
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