Sabbagh criticó «la indigna situación» en que se encuentran miles de familias pobres chilenas, «hacinadas y excluidas» en poblaciones donde la vivienda los relega a no sentirse parte de la ciudad.
«Estamos aburridos de la dictadura que se ha instalado en la autoridad, a través del Ministerio de Obras Públicas», señaló el presidente del Colegio de Arquitectos en declaraciones al periódico digital El Mostrador.
El profesional se refirió a las últimas denuncias de pobladores por viviendas sociales mal construidas, con serios desperfectos técnicos, sin terminaciones mínimas, que han dado lugar a que algunas tengan que ser demolidas por sus pésimas condiciones.
«Para el Colegio la prioridad número uno la tiene el tema de la vivienda social, porque estamos convencidos de que no resisten un día más las actuales políticas del Estado, sobre cómo resolver el tema de la vivienda social», sostuvo.
Señaló que en Chile, durante más de 20 años, ha existido una política más bien de financiamiento de viviendas, que de resolver el problema de forma adecuada.
Explicó que el modelo aplicado desde la dictadura militar trajo consigo el alejamiento de la calidad, por una parte, al hacer competir la vivienda social dentro de un mercado donde eran relegadas a terrenos marginales.
«Comenzaron a constuir casas cada vez más marginadas, en la periferia, buscando terrenos económicos, hasta llegar al extremo de que el propio Ministerio de Vivienda tuvo que hacer una norma prohibiendo construir sin condiciones de organización», apuntó.
Zabbagh indicó que el problema no es sólo de calidad, como destaca la prensa local cuando llueve mucho. «Lo que es irreparable es la segregación y marginalidad de la vivienda social, porque genera daños permanentes», advirtió.
A juicio del profesional, manifestaciones cotidianas como el rayado de paredes, los asientos de ómnibus, los destrozos en estadios, entre otros, pueden ser explicados, en alguna medida, por la exclusión en que miles de chilenos viven diariamente.
«Mucha gente que vive ahí no conoce a sus vecinos. Perdió su identidad de barrio. Y si se trata de iniciativas que buscan incorporar la vivienda social a proyectos inmobiliarios de mayor valor, sólo se ha enunciado al nivel de las buenas intenciones», sostuvo.
«Mientras alguien no se haga cargo de esos costos que produce la vivienda social, esas personas van a seguir siendo unos parias. Estamos frente a gente de la que no sólo se han olvidado, sino a la cual se la sigue discriminando», aseveró.
Santiago de Chile, 19 de julio 2006
Crónica Digital/PL , 0, 91, 3