Incertidumbre, indefinición, fraccionamiento saltan a la vista en un peliagudo escenario político, donde los intereses personales forcejean por ganar la partida a las aspiraciones populares y al anhelo de cambio de vida de los paraguayos.
Quizás el panorama esté más despejado para las fuerzas populares que, como el Movimiento Tekojoja (igualdad en guaraní) y el Bloque Social Popular (BSP), mantienen clara la resolución de respaldar al ex obispo Fernando Lugo como candidato presidencial para abril del 2008.
Habrá movilizaciones si el gobierno inhabilita la postulación de Lugo, decidieron casi de forma unánime representantes de Tekojoja, reunidos en un reciente congreso en el departamento Central, a unos 10 kilómetros de Asunción.
Asimismo Camilo Soares, de la dirección del BSP (integrado por cinco centrales sindicales y una treintena de organizaciones), remarcó que los excluidos defenderán a Lugo en las calles si le ponen trabas.
Lugo, quien continúa movilizando la mayor intención de voto de acuerdo con todas las encuestas, fue elegido además por la Concertación Nacional Opositora para encabezar la candidatura presidencial que lidiará con los seis decenios de hegemonía del Partido Colorado (PC).
Ese frente, integrado por los partidos tradicionales de la oposición, ponderó el liderazgo político de quien en diciembre del 2006 colgó la sotana para hacer viable su aspiración presidencial.
Sin embargo, las fisuras de la Concertación se hicieron ver cuando por mayoría fue elegido un representante del Partido Liberal Radical Auténtico (histórico rival del PC) como compañero de fórmula del ex clérigo.
Pedro Fadul, presidente del Partido Patria Querida, rechazó la propuesta y decidió postularse a la presidencia de forma independiente, desligándose de la mesa directiva de la que se anunció hace unos meses como una estratégica coalición.
Con una posición más cautelosa reaccionó la Unión Nacional de Ciudadanos Eticos, interesada en postular al ex general Lino Oviedo, quien permanece en prisión acusado del intento de golpe de Estado de abril del 2006 contra el gobierno de Juan Carlos Wasmosy.
Si los habeas corpus presentados prosperan y el ex jefe del Ejército queda libre, cualquier cosa podría pasar. Los analistas coinciden en que entrará en el ruedo electoral, ya sea de forma individual o como resultado de algún proceso negociador.
Con la consigna «Alianza para el cambio» y pese a la evidente desunión, la Concertación oficializó a principios de este mes el comienzo de la campaña electoral.
«Llegó la hora de las reivindicaciones y el fin de la corrupción», subrayó Fernando Lugo en el acto popular que dio inicio a todo un programa de recorrido por los 17 departamentos de esa empobrecida nación suramericana.
Luego de 60 años en el poder, la agrupación política del extinto dictador Alfredo Stroessner no ha podido desprenderse del clientelismo y el estilo prebendario al gobernar, comentó el diario local Ultima Hora.
Hasta el mismo presidente del PC, José Alberto Alderete, reconoció que el coloradismo puede sufrir un traspié en las elecciones del próximo año. «Hay que estar atentos para evitar la caída», manifestó en fecha reciente.
Para Alderete, empero, la mayor amenaza para los colorados proviene de ellos mismos, señal de que el cáncer de la división corroe a unos y otros.
Al interior del oficialismo se ha desatado una guerra de intereses que no esconde adjetivos. Las ofensas verbales son bastante subiditas de tono, eufemísticamente hablando.
«Es de terror lo que está pasando, una locura, parece una película de ciencia ficción», apunta el dirigente del PC.
La lucha llegó incluso a la cúpula gobernante, cuando el vicepresidente del país, Luis Castiglioni, se lanzó a la candidatura por la presidencia en abierto desafío al presidente Nicanor Duarte, quien no sólo desestimó esa idea, sino que propuso a la ex ministra de Educación Blanca Ovelar como la candidata del oficialismo.
Castiglioni está al servicio del capital transnacional y lo que quiere es la entrega de la Industria Nacional del Cemento y de la hidroeléctrica binacional Yacyretá, indicó el mandatario sobre el vicepresidente.
«Sólo hace lo que los gringos le dicen», subrayó en un acto público la semana anterior el jefe de Estado acerca de Castiglioni, a quien también acusó de estar involucrado en actos represivos contra los campesinos.
Como contrapartida a la disidencia oficialista, el presidente paraguayo anunció el mes pasado el surgimiento de una nueva facción bajo el nombre de Movimiento Progresista Colorado.
La naciente filiación partidaria intentará preservar al coloradismo en el poder, insistió Duarte, pese a los fuertes vientos que soplan en contra.
Además de las pujas intestinas, las urnas seguramente reflejarán el descontento de una población mayoritaria sumergida en la pobreza y la exclusión y donde los 35 años de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) siguen pesando.
De todos modos queda un buen trecho hasta el 20 de abril del 2008 y la convulsa política paraguaya puede deparar lo increíble de un día para otro.
Por Tania Peña. La autora es periodista de la Redacción de América Latina y el Caribe de Prensa Latina.
Santiago de Chile, 10 de agosto 2007
Prensa Latina
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