Tenía fama de fiel a los presidentes y respetuosos de principios que Augusto Pinochet echó por tierra en septiembre del 1973.
Salvador Allende le encomendó a Bachelet la jefatura de un departamento que entregaba abastecimientos a la población, tarea de la cual se hizo cargo al mismo tiempo que se mantenía activo en la fuerza aérea. El propio día del golpe lo detuvieron y bajo el cargo de traición a la patria fue torturado. Muere el 12 de marzo, 1974, víctima de los interrogatorios, vejámenes y suplicios que le agravaron una dolencia cardiaca.
Michelle, su única hija, fue a visitar su tumba a poco de ser investida jefa de estado el sábado 12 de marzo de este 2006, en el parlamento nacional, radicado en Valparaíso. Es posible que recordara los terribles acontecimientos que estremecieron su país, la pérdida paterna, o la de sus ilusiones políticas.
Con poco más de 20 años es detenida por la tenebrosa DINA junto a su madre, Ángela Jeria Gómez, también militante de izquierda. Internadas y sujetas a tortura en Villa Grimaldi, logran salir con vida y marchan al exilio en 1975. Residen un tiempo en Australia y después se establecen en la República Democrática Alemana, donde la joven continuó sus interrumpidos estudios de medicina. Ambas colaboran con la resistencia bajo las orientaciones del Partido Socialista, al frente del cual se encontraba Clodomiro Almeida.
Concluye por doctorarse en su propio país, donde corriendo no pocos peligros, se dedica luego a tratar niños con problemas provocados por el malsano clima promovido por la dictadura. En 1990 se crea La Concertación (alianza dirigida por socialistas y democristianos) que ha gobernado Chile desde entonces. Michelle Bachelet es la 4ta. mandataria de esa agrupación.
Su experiencia administrativa puede servirle para los grandes retos que tiene por delante. Fue ministra de salud y la primera mujer en asumir la cartera de defensa, tal como ahora es la única que ha logrado el más alto cargo del ejecutivo, en dos siglos de vida independiente del país.
«Quiero impulsar un nuevo estilo de gobierno, un estilo ciudadano, cercano, participativo, con una relación franca con la gente, un debate sin descalificaciones», dice de su proyecto como gobernante Michelle Bachelet, quien ha establecido 36 compromisos a cumplir en su mandato. Le favorece contar con mayoría en la Cámara de Diputados y en el Senado, aunque incluso ella misma reconoce que cuatro años son poco tiempo para enmendar los problemas que se arrastran. Queda así abierta una interesante y no sencilla página en la historia de Chile y en la agenda personal de una mujer, conciente de los riesgos que enfrenta.
Por Elsa Claro de Granma Internacional-
Santiago de Chile, 14 de marzo 2006
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