La Ministra de Salud, Soledad Barría, destacó que «este logro tuvo que ver también con que desde 2004 a la fecha hemos incorporado las enfermedades respiratorias de mayor recurrencia en el plan Auge; con la distribución de nuevos y mayor cantidad de medicamentos para tratar este tipo de patologías.
El éxito en el control oportuno y tratamiento adecuado de las enfermedades respiratorias de invierno, también se debe al aumento considerable de salas IRA en consultorios y Sapus, salas ERA y a la creación de Salas Mixtas en localidades con población de menos de 10 mil habitantes, ampliando aún más la capacidad de respuesta del sistema público de salud».
Un componente clave en el éxito de la campaña fue el programa de vacunación contra la influenza estacional. Sólo este año se vacunó a más de 2 millones 750 mil personas, lo que significa 610 mil chilenos más que el año 2006 protegidos para minimizar los efectos de la influenza.
Aunque se enfrentó un escenario de alta demanda de atenciones, con mayor cantidad de enfermos y asimismo con una mayor cantidad de hospitalizaciones, la red de salud pública entregó una excelente respuesta en un contexto de gran presión. «Felicito a todos los profesionales y técnicos que hacen un esfuerzo que va más allá de sus obligaciones, especialmente en los períodos de alta demanda asistencial. Para ellos, un agradecimiento especial por hacer posible el éxito de este esfuerzo. También quiero felicitar a quienes trabajaron en el sistema de vigilancia de enfermedades de invierno, red de monitorización cuya efectividad la ha convertido en un modelo de clase mundial, que incluso será implementado por la Organización Panamericana de la Salud en todo el planeta», dijo la ministra.
Santiago de Chile, 17 de septiembre 2007
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Jue Sep 20 , 2007
Con este llamado a construir una patria más justa para todos, el arzobispo de Santiago, Cardenal Francisco Javier Errázuriz, encabezó el solemne Te Deum Ecuménico, con el que la Iglesia de Santiago se sumó a las celebraciones del aniversario de la Primera Junta Nacional de Gobierno. «Es preciso crear el clima de confianza necesario para forjar grandes acuerdos nacionales, que incluyan a todos. Para preparar el bicentenario de nuestra nación soberana, se hace necesario un amplio Pacto Social que logre articular el crecimiento económico y sus ventajas, con el aumento de la productividad y de los lugares de trabajo, y con el crecimiento en justicia social y sus imperativos éticos», dijo el Cardenal. El prelado se refirió además a los hechos que han venido ocurriendo en el país en las últimas semanas y, en general, al estado de la sociedad actual. «Necesitamos imperiosamente plasmar la vida de la sociedad conforme a nuestra dignidad, según la vocación primera de nuestra existencia, y apartarnos tanto de la violencia verbal y física, como de las confrontaciones personalistas que buscan con exceso subrayar protagonismos, perfilar antagonismos o lograr a toda costa provechos electorales, económicos o de otro tipo», afirmó. Monseñor Errázuriz se refirió también a los «agudos conflictos laborales y sociales» en los que la Iglesia ha ayudado «a restablecer diálogos cortados», mencionando directamente a Monseñor Alejandro Goic, Presidente de la Conferencia Episcopal, que intercedió decisivamente en la huelga de los sub-contratistas de Codelco. «La crisis vivida nos pide que invitemos a las sociedades que podrían reducir sus ganancias a promover condiciones más dignas para quienes reciben retribuciones mínimas en relación a sus esfuerzos y necesidades». destacó Monseñor Errázuriz. El Cardenal alabó la labor del Gobierno en «la búsqueda de las condiciones necesarias para generar estos consensos en el campo de la reforma previsional, de la transparencia y la probidad en las funciones públicas, de la educación de calidad para todos, de la creación de empleos y de la justa retribución del esfuerzo, mediante salarios acordes con la dignidad del trabajador, con sus necesidades familiares y con la productividad del trabajo». Una especial mención le cupo a los medios de comunicación, a los que llamó a comprometerse con «la verdad, la justicia y el bien», sin olvidar su labor de denuncia. El Cardenal llamó especialmente a los chilenos a preocuparse de aquellos «que viven al margen de los beneficios de la sociedad», refiriéndose así a «los pobres, los hambrientos, los desnudos, los desesperanzados, los enfermos y los encarcelados». «Son necesarias las reformas estructurales que nos introducen por caminos de mayor justicia y equidad. Pero ellas no nos dispensan de solidarizar con misericordia con los más débiles», añadió. Una reflexión especial le dedicó al tema de la droga y sus secuelas sociales. «Es cierto, la autoridad tiene el deber de intervenir con fuerza contra el narcotráfico y contra la proliferación de armas. Pero la drogadicción pide sobre todo más iniciativas preventivas que sean favorables a los jóvenes», dijo. Los asistentes al servicio de acción de […]