Los grandes perdedores, en los primeros análisis, parecen ser los jerarcas del Partido por la Democracia (PPD), a los que ignoró por completo, el sector más allegado al líder de la Democracia Cristiana (DC), Adolfo Zaldívar, y los progresistas del Partido Socialista (PS).
Del PPD dejó fuera a su presidente, Víctor Barrueto, quien aspiraba a un ministerio político en el gabinete, así como a otros patriarcas de su nomenclatura, cuyos nombres habían circulado profusamente en los últimos días.
En la DC, contrario a los que muchos esperaban, favoreció al sector alvearista sobre los seguidores de Zaldívar, y su hombre fuerte, Rafael Morena, no sólo no fue considerado para la cartera del Interior, sino que ni siquiera le otorgó Agricultura, a la que él aspiraba.
Entre los socialistas, descartó a los favoritos para ocupar las influyentes secretarias del Exterior, el actual embajador en Argentina Luis Maira, un experto en temas regionales, y de Hacienda, el ex dictador de Presupuesto, Mario Marcel.
Mientras tanto, detrás de la paridad entre hombres y mujeres, rigurosamente reflejado, un balance apropiado entre juventud y experiencia y un respeto riguroso de la correlación dentro de los partidos de la coalición, el gabinete dejó muchas insatisfacciones.
Desde el punto de vista político nada hace pensar que el nuevo gobierno marcará un giro en su rumbo con la nueva mandataria, ni en la política económica -donde tampoco se esperaba- ni en la exterior, donde si se asomaban tímidas expectativas.
Andrés Zaldívar y Alejandro Foxley, figuras que representan el sector más conservador dentro de la DC, tendrán a su cargo las influyentes carteras del Interior y Exterior, mientras un independiente, Andrés Velasco, será el jefe de la política económica.
Zaldívar, hermano del abanderado de la DC que jugó un papel decisivo en la segunda vuelta de la campaña de Bachelet, no está claramente identificado con ninguna de las tendencias que dividen al partido, aunque parece inclinarse más a la ex canciller Soledad Alvear.
Foxley, un economista graduado de Harvard y fuerte defensor del neoliberalismo, fue ministro de Hacienda del ex presidente Patricio Aylwin (1990-1994), y al igual que Zaldívar se muestra más próximo al alvearismo, tendencia más conservadora dentro de la DC.
Velasco, en tanto, es doctor en Economía Política del Massachussets Institute of Technology, profesor de la Universidad de Harvard y presidente del Expansiva, un tanque pensante del más rancio neoliberalismo.
Para el economista Manuel Riesco, el canciller designado representa más que nadie la ideología económica de la transición en Chile, y es claramente un hombre de Estados Unidos, partidario acérrimo de los tratados de libre comercio.
Declaraciones recientes de Bachelet de que daría prioridad en su política exterior a los países vecinos había hecho pensar en muchos en el socialista Maira, un experto en temas regionales muy reconocido en las cancillerias de la región.
Según Riesco, Velaso pertenece también a la línea del neoliberalismo y por su historial debiera reforzar la tendencia a la continuidad del modelo. «Pocos cambios se pueden esperar con un equipo como este», afirmó a Prensa Latina el destacado economista chileno.
«La Presidenta electa, Michelle Bachelet, ha confirmado con la designación de su gabinete la línea de continuidad del modelo económico», sostuvo el ex candidato a senador por el Junto Podemos Más en los pasados comicios.
Por: Angel Pino R. El autor es periodista de Prensa Latina en Chile.
Santiago de Chile, 1 de febrero 2006
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