A juicio de la autoridad la mala administración de los sostenedores, impide que estos sean reconocidos por el Mineduc y continúen sus labores, situación que Jorge Pavez, presidente del Magisterio, desmiente instando al Gobierno para que asuma su responsabilidad, ya que todo se produce por la «falta de voluntad política».
«El Estado no está garantizando el derecho a la educación, sino a la libertad de enseñanza, la cual apela a la rentabilidad por sobre el bien social. De ahí que se priorice el cierre de estos establecimientos por el bajo número de alumnos que poseen, a pesar de la excelencia académica y el buen clima existente en la relación profesor alumno», sostiene el dirigente.
Historia de una mala gestión
El colegio Alberto Paillao, cuenta con 180 alumnos, tiene su origen en la comunidad agrícola del sector. Debido a los esfuerzos que implicaba la administración del recinto, deciden entregar esta responsabilidad al municipio de La Pintana, quienes al cabo de los años lo traspasaron al Rotary Club de La Florida, en el intento de convertirlo en particular subvencionado.
Las gestiones fueron ineficientes, quedando el establecimiento fuera de los registros del Mineduc y sin la subvención estatal, según la docente Marcela Martínez, «la triangulación entre la alcaldía de La Pintana, el Departamento Provincial de Educación y el Rotary mantiene los dineros retenidos».
Para, Verónica Chávez, presidenta del centro de padres y apoderados del Alberto Paillao el mayor temor para la comunidad escolar es el traslado de los alumnos a otros colegios, ya que los padres y apoderados no cuentan con los medios para hacerlo, sumado a las adversas condiciones geográficas del lugar.
«Diariamente caminamos media hora por la tierra para ir a dejar a nuestros hijos al establecimiento. En invierno las condiciones son aún más duras, realidad que las autoridades desconocen a la hora de tomar medidas y decidir el cierre de nuestro colegio», señala la dirigenta.
Similar visión es la que tiene el dirigente nacional del Magisterio Carlos Cifuentes, quien consideró que «es contradictorio que el Gobierno desarrolle proyectos que van en dirección a los grupos vulnerables, pero en la práctica decrete el fin de establecimientos que tienen excelencia académica, y donde los estudiantes conviven en un ambiente sano y familiar».
La problemática del colegio de la comuna de La Pintana se profundiza aún más, ya que este semestre 90 personas, que tienen alguna relación con el alumnado, han decidido continuar sus estudios básicos. Sin embargo, el inminente cierre deja en entredichos el futuro y continuidad de esta iniciativa, que pretende reforzar la calidad de la enseñanza del el núcleo familiar.
La crisis de la comunidad de Isla Maipú
En nuestro país la problemática por la subvención que afecta al sistema municipal es la dura realidad que deben enfrentar muchas comunas a lo largo del país. Este es el caso de la escuela Valle de Maipo, creada este año, con el objetivo de impartir clases personalizadas a los estudiantes del sector.
La intención de mejorar la calidad de la enseñanza no ha logrado prosperar, ya que este establecimiento corresponde a uno de las tantas escuelas que no han sido reconocidas por el Mineduc y que por ende no reciben la subvención escolar, manteniendo los sueldos impagos a los docentes, además de la inestable preparación de los niños.
Heraldo Riveros, docente de la escuela, cree que «la escasa respuesta de las autoridades respecto al futuro del colegio es signo de la poca preocupación y conocimientos de las verdaderas necesidades que coexisten a diario en comunidades tan pequeñas como la nuestra».
Para los padres, apoderados, profesores y dirigentes del Magisterio la problemática por la que atraviesan los establecimientos Valle de Maipú y Alberto Paillao requieren de una solución inmediata, al mismo tiempo que continuarán con las gestiones en Contraloría y los encuentros con las autoridades del Ministerio y Secretaría Regional de Educación.
Santiago de Chile, 31 de julio 2006
Crónica Digital
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