El seminario «Intercambio de experiencias en la medición de pobreza y focalización de programas sociales» estará a cargo de los ministerios de Planificación de Chile y de Desarrollo Social de Perú.
El objetivo, indicó un boletín oficial, es asimilar las experiencias más exitosas de cada país y enfrentar el desafío de superar la pobreza que afecta a millones de personas.
Los participantes establecerán una red de cooperación bilateral, a través de pasantías, intercambio de información y estudios por Internet.
Tacna, 23 de noviembre 2006
Prensa Latina
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Jue Nov 23 , 2006
La autorización fue dada mediante un memorando enviado el 2 de octubre a la Secretaria de Estado Condoleezza Rice. Según el periódico, la Administración Bush espera que el entrenamiento sirva para forjar los vínculos con los países de la región y hacer desaparecer la tendencia izquierdista. Y recuerda que desde 2002 estos entrenamientos estaban prohibidos, debido a que algunos países no garantizaban inmunidad a los militares norteamericanos para evitar su procesamiento por crímenes de guerra. La prohibición de estos entrenamientos provocó una pérdida de la influencia estadounidense en la región. La cuestión comenzó a suponer una preocupación para Washington después de que varios candidatos izquierdistas ganaran elecciones en América Latina. En relación con este asunto, la señorita Rice afirmó que el impacto que supuso esta decisión fue como haber disparado contra nosotros mismos. La primera pregunta que cabe hacerse teniendo en cuenta la historia de dictaduras militares de América Latina, es qué papel pretende la Casa Blanca que desempeñen los ejércitos latinoamericanos, entrenados por militares norteamericanos, en hacer desaparecer la tendencia izquierdista. La segunda, cómo lo van a hacer, porque todavía se recuerda con horror el papel de los ejércitos de la región en la represión y liquidación de los movimientos de izquierda o progresistas. El Plan Cóndor, apoyado por Henry Kissinger, unió a las dictaduras militares de Chile, Argentina, Uruguay, Bolivia, Paraguay y Brasil en la represión más allá de las respectivas fronteras en las décadas del 70 y del 80. El saldo fue de más de 50 mil muertos y desaparecidos, cientos de miles de torturados y de personas desplazadas al exilio. Para cualquiera, la frase hacer desaparecer la tendencia izquierdista huele a sangre y a muerte. Porque ante una toma de conciencia por parte de amplios sectores de la población, ante el incremento de los problemas y las contradicciones, la única influencia que podrían ejercer los ejércitos latinoamericanos sería la de impedir el triunfo de esas tendencias en las elecciones. No es ocioso recordar que América Latina es la región del mundo de mayor injusticia en la distribución de la riqueza. El 10% de la población más rica se apropia del 35% del producto continental, mientras que el 40% más pobre (unos 220 millones de personas, de ellos 84 millones de indigentes), apenas recibe el 10%. Esto provoca una situación explosiva que puede generar ingobernabilidad, como ya ha ocurrido en varias ocasiones. ¿Cómo van a resolver ese problema los ejércitos latinoamericanos si la cuestión no es reprimir y asesinar a los pobres, sino comenzar a pagar la deuda social que tienen los gobiernos de América Latina con sus pueblos? La decisión del Presidente Bush está pensada a partir de su actitud imperial, pues tiene más en cuenta la voracidad inmediata de las corporaciones que los verdaderos intereses de Estados Unidos a mediano y largo plazo. Y a todas estas, ¿son realmente izquierdistas todos los gobiernos que han llegado al poder en América Latina con un discurso populista, pero, también, como resultado del desprestigio de los partidos tradicionales […]