Lo que fue una idea lanzada al vuelo por el presidente venezolano Hugo Chávez en el 2001, se ha convertido hoy en la esperanza de toda una región que aspira a superar la difícil realidad social y económica de años de dominación externa e intercambio desigual.
Las naciones ricas de occidente, en especial Estados Unidos, ofrecieron por años a la región un sin número de proyectos supuestamente destinados a enrumbar esfuerzos conjuntos y a satisfacer las urgentes necesidades de complementación económica.
Estos programas, entre los que sobresale la rechazada propuesta de Washington de establecer un Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA), solo favorecieron el dominio histórico de las transnacionales sobre los recursos naturales de las naciones latinoamericanas.
Como alternativa a esa realidad surgió el ALBA, un modelo de integración basado en la cooperación, la solidaridad y la voluntad común para avanzar hacia niveles más altos de desarrollo.
Este proyecto, impulsado por Cuba y Venezuela hace un año y al que acaba de sumarse Bolivia, busca satisfacer las necesidades y anhelos de los países del área y la región Caribe, y preservar su independencia, soberanía e identidad.
La firma de los presidentes Fidel Castro (Cuba), Hugo Chávez (Venezuela) y Evo morales (Bolivia) de los acuerdos de implementación del ALBA entre los tres estados, constituye uno de los esfuerzos más destacados de confianza y reciprocidad en la historia reciente de América Latina.
Los estadistas también dieron su aprobación al Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP), propuesta de Morales en contraposición a los TLC que impulsa Washington como alternativa al fallido ALCA.
Para los escépticos, están disponibles a consulta los resultados del ALBA en su primer año de aplicación entre La Habana y Caracas, ambas naciones las de mayor crecimiento económico de Latinoamérica y el Caribe.
En diciembre de 2004 de manera bilateral se pusieron en marcha 199 proyectos valorados en 874,6 millones de dólares, y el pasado año el intercambio conjunto de bienes y servicios se acercó a los dos mil 400 millones de dólares.
En las exportaciones venezolanas a Cuba, un país rico en petróleo, sobresalieron, en cambio, las de distinto origen con un crecimiento del 255 por ciento.
Sin embargo, las autoridades de la isla y el país andino consideran que los mayores logros del proyecto se contabilizan en el plano social, en el que destaca la declaración de Venezuela como territorio libre de analfabetismo en septiembre de 2005.
Esto se logró en menos de dos años con el conocido método cubano de alfabetización Yo sí puedo, cuya efectividad y rapidez para enseñar a leer y escribir le ha valido para su aplicación en otras latitudes y en varios idiomas.
En tanto, la Operación Milagro, surgida en julio de 2004, ha permitido que hasta el mes de abril recuperaran o mejoraran su visión 220 mil 571 pacientes de 25 países de la región, el grueso de ellos venezolanos.
Asimismo, actualmente estudian Medicina en Cuba tres mil 328 jóvenes venezolanos y en el presente año esa cifra llegará a 10 mil.
En este contexto se suma Bolivia, país que antes de formalizar su adhesión ya recibía los beneficios del ALBA, como sucede con otras naciones a las que llegan de manera indirecta los efectos de este proyecto.
Actualmente hay en la nación sudamericana 44 asesores cubanos y 18 venezolanos para ayudar a organizar la campaña de alfabetización, amén del aseguramiento material que incluyen hasta dos mil paneles solares para instalarlos en parajes donde no llega la electricidad.
Ante el estado de emergencia provocado por recientes lluvias en Bolivia, la mayor de las Antillas envió allí una brigada médica con 62 especialistas que han atendido a más de 410 mil pacientes y salvado la vida de 748.
Otros 105 médicos trabajan en aquel país como parte de la Operación Milagro en tres centros oftalmológicos abiertos con cooperación cubana y donde han sido atendidos cuatro mil 800 personas.
Según lo anunciado este sábado, a tenor con los postulados del ALBA, aumentará el número de operaciones oftalmológicas y la cifra de jóvenes del altiplano que se formen como médicos en La Habana.
Con ese aval avanza el ALBA por Latinoamérica, alumbrando los pasos de todo un continente hacia la integración, sin la tutela externa y la voracidad de los centros de poder económico.
Por: Armando Pérez Fernández, desde La Habana para Crónica Digital
Santiago de Chile, 1 de Mayo 2006
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